El Heraldo del Sport, anunciaba entre sus páginas en la mañana del 8 de marzo de 1902 lo siguiente:
«Parece que va tomando carta de naturaleza entre nosotros un ejercicio inglés llamado foot-ball. En Barcelona hay varias Sociedades constituídas con el único objeto de dedicarse a este sport, y lo mismo sucede, aunque en menor escala, en Vigo, Bilbao, Málaga y otros puntos que tienen numerosa colonia inglesa, que ha fomentado la afición a este juego.»
Se infieren seguramente en esta relación notorios agravios a la cronologla, pero se pretende con ello ir abriendo los ojos al lector, con la reproducción de los parrafos que se transcriben, no por el orden estricto de su inserción, sino por la oportunidad con que se pueden ser encajados para magnificar los hechos que se relatan.
El jueves 6 de marzo se celebra la Junta general extraordinaria de que se ha hecho mención en un capítulo precedente, y en ella queda elegida la siguiente Directiva, que es la primera conocida:
Esta es, pues, la Junta «oficial», que encauza los destinos del Club.
Han pasado los tiempos incontrolados y revolucionarios, y se inicia la vida legal, con sus gerundios y sus sellos de goma.
Y el día 9, domingo, los aficionados que se dirigen al apartado en el coso taurino de la vieja avenida se asombran primero y se indignan luego. En sus propias narices, un grupo de jóvenes corre desaforadamente detrás de un pelotón, al que todos, como locos, dan las patadas que pueden.
Otros extraños individuos no intervienen más que de vez en cuando, y hay uno, con barbazas y un pito en la boca, al que obedecen ciegamente los demás, cada vez que hace sonar el silbato. Pero lo que más intranquiliza a aquellos pacificos ciudadanos, con su bombín sobre una oreja y la pañosa de color ala de mosca sin embozar, es que los «chalaos» aquellos utilizan una indumentaria escandalosa: van en camiseta y llevan calzoncillos cortos. Y ellos, que los usan de cintas, acucian a los «guindillas» de D. Alberto Aguilera para que pongan coto a tanta irreverencia. Y todo aquello, ¡al ladito de la plaza de toros!…
Y aquella mañanita del 9 de marzo de 1902 queda definitivamente clavada en Madrid la bandera del fútbol, acto trascendental que, sin embargo, se relata en términos tan escasamente sensacionalistas como éstos:
«El domingo 9 del corriente mes se celebró un partido en el campo situado al lado de la plaza de toros, siendo el primero de los que se propone celebrar esta Sociedad para que sirvan de ensayo a sus jugadores y poder formar su primer team. La colocación de los jugadores fué la siguiente:
Azules: Meléndez (A), Padrés (J.), Spottorno (A.); Gorostizaga, Mendía, Páramo; Neyra, Giral (A.), Palacios (.F), Martens y Rodero. Rojos: Giralt (].), Meléndez (E.), Molera; Salvador, Valcárcel, Spottorno; Stampher, Palacios (Julián), Varela, Celada y Bueno.
Resultó muy interesante, pues todos lucharon con entusiasmo, y cuando por causa de la hora se suspendió éste, sólo habían logrado apuntarse un goal los azules, alcanzando así el triunfo sobre los rojos, que no consiguieron hacer ninguno.»
(Heraldo del Sport, 15 de marzo de 1902.).
Y es preciso añadir que este primer partido jugado por nuestro Club fué arbitrado por D. Carlos Padrós.
Se ha dado un paso de gigante, y con las botas de cien leguas que acaba de calzarse, el Madrid hará todavía recorridos inverosímilmente prodigiosos.
Sería muy fácil dar rienda suelta a la fantasía y cantar estas glorias por cuenta propia, mas como ello constituiría evidente dolo para la causa que se defiende y notoria fragilidad en cuanto a la certeza de los hechos que se relatan, hay que continuar bebiendo de ese caudal de noticias veraces que es la revista mencionada, la cual, en la misma fecha que acaba de citarse, dice lo siguiente:
«Por acuerdo tomado en esta Junta—la del 6 de marzo—, y con objeto de conseguir que se celebre en Madrid durante las fiestas de mayo un «concurso» de foot-ball, visitó al Sr. Aguilera (Alcalde, a la sazón, de la villa) para rogarle les prestase su valiosa cooperación, a fin de procurar que dicho concurso se lleve a efecto.
El Sr. Aguilera los recibió con su amabilidad y cortesía peculiares y les ofreció interesarse en el asunto y poner de su parte los medios para la realización de sus deseos, encargándoles de la redacción de las bases para el mismo, y la elección de terreno que reúna las condiciones de amplitud para el juego y de comodidad para el público que seguramente acudirá a presenciarlo.
Ha quedado, pues, la Junta Directiva de dicha Sociedad encargada de redactar las bases, y tan pronto como lo sean, se pondrán en conocimiento del Sr, Alcalde, a fin de, que, a su vez, las haga llegar a la Comisión de Festejos, y sean anunciadas oportunamente, para que las Sociedades de provincias puedan, de conformidad con dichas bases, enviar sus teams a disputarse, en unión de las de Madrid, el premio.
También fué sometido a discusión de la Junta citada del Madrid Foot-Ball Club el color del uniforme que ha de lucir el team que ha de tomar parte en el concurso, y quedó acordado en un principio, sin perjuicio de las modificaciones que se juzguen precisas, que sea pantalón y camisa blancos, medias y gorra azules, y banda morada con el escudo de Madrid bordado en colores »
Era la influencia del color inmaculado en los célebres «amateurs» londinenses de los Corinthian’s, Club que se tomó como ejemplo,
Se ha descorrido imprudentemente el velo de algo que el lector debiera haber conocido por los propios pasos del discurrir de esta historia, mas es ella tan exuberante y refulge de forma tan cegadora con la proyección del tiempo, que los hechos se concatenan sin solución de interinidad, formando una serie única de gloriosos episodios, Porque aún no está constituida legalmente cuanda la ambiciosa idea acaba de insinuarse, nada menos y nada más, que la de disputar el primer Campeonato de España, es puesta en marcha con el contagioso entusiasmo que presidía todas las actividades de los ilustres varones que, como los «cadetes de la Gascuña», del Cyrano de Bergerac, tenían a D. Carlos Padrós por capitán, aunque no en el estricto sentido futbolístico, puesto que no jugó nunca.
Y si entonces modestamente, sencilla y casi tímidamente, nace el fútbol oficial español al amparo y al calor de aquel «Concurso» que organiza el Madrid, así, sin alharacas también, se procede a la constitución del propio Club, tan pronto como el llorado y siempre bienquerido Julián Palacios «cede los trastos de matar», como él mismo decía en su charla subyugante siempre, a D. Juan Padrós, aquel histórico 6 de marzo. Y el milagro, como todos los milagros, es bien fácil: el día 18 de aquel mes del año de gracia de 1902, el nuevo Presidente eleva la siguiente instancia en el Gobierno Civil :
«Juan Padrós y Rubió, del Comerció de Madrid, que habita en la calle de los Madrazo, 25, tercero izquierda, a V. E., respectuosamente, expone: Que con objeto de constituir una Sociedad de Juegos de sport, que se denominará Madrid Foot-Ball Club, le acompaña las bases por que ha de regirse para su aprobación.»
Estas bases eran el Reglamento, que oportunamente será reivindicado en esta croniquilla.
La ratificación de ese nacimiento tan humilde, pero tan fecundo y glorioso, puede hallarse en una comunicación de la nueva Junta celebrada el 22 de abril y dirigida al Gobernador.
Es un documento que solemniza el transcurso de los años, y cuyo primer párrafo dice así :
«Don Manuel Mendía, Secretario de la Sociedad Madrid Foot-Ball Club, Certifico: Que al folio primero del libro de actas de esta Sociedad, aparece lo siguiente: «En Madrid, a 22 de abril de mil novecientos dos, reunidos los iniciadores de esta Sociedad bajo la presidencia de D. Juan Padrós, dicho señor la declara legalmente constituida, en vista de haber sido aprobado el Reglamento por el Sr. Gobernador Civil de la Provincia.»
Y puesto que se trataba de una empresa deportiva, se batió una marca de Organización, una marca—un «record» se decía entonces —de ganas de vivir; el día 6 de marzo se celebró la primera Junta; el y se jugó el primer partido; el 18 de abril se solicitó permiso para constituir oficialmente el Club; el 22 lo fué legalmente, y veinte fechas después…