Resumen de la Copa del Mundo Italia 1934

Mundial 1934
Campeón Italia

El primer campeonato mundial de fútbol, realizado en Montevideo, tuvo como corolario un fundamental cambio de ánimo en todas las asociaciones nacionales que, de improviso, se dieron cuenta de la importancia extraordinaria que podía adquirir ese acontecimiento.

La FIFA ya no tuvo necesidad de andar peregrinando de país en país para rogarles que participaran en el próximo mundial.

De manera espontánea se presentaron treinta naciones, entre ellas algunas que se habían manifestado ofensivamente contra la realización del torneo.

Sólo dos países se rehusaron a concurrir con sus equipos: Inglaterra y Uruguay, a quien el desaire europeo de cuatro años atrás le había dolido profundamente.

Argentina, por su parte, se presentó con una selección amateur muy débil que perdió frente a Suecia por 3 a 2 y quedó eliminada. Sin embargo, y por otra vía, Argentina estuvo entonces muy bien representada. La FIFA, por primera vez, se vio obligada a organizar ruedas eliminatorias, pero con tan poco sentido común que mereció críticas muy justiflcadas.

Entre las decisiones más antojadizas se dio la de hacer jugar a los equipos más débiles contra los más poderosos, de manera que, por ejemplo, Luxemburgo tuvo que enfrentar a Alemania perdiendo por 9 a 1, resultado que no asombró a nadie. Para entonces, ya se pertfilaban claramente las grandes fuerzas futbolísticas de Europa y, salvo Inglaterra, que aparecía como la gran ausente, se destacaban Italia y Alemania.

La gran sorpresa correría por cuenta de los checoeslovacos.

La famosa «squadra azzurra» de los italianos contaba con la ventaja de jugar como local, dentro de un marco también enfervorizado por razones políticas. Además, se habían iniciado ya en gran escala las transferencias internacionales de jugadores famosos, y era justamente el mercado argentino el que le había proporcionado a ltalia algunos de sus valores más destacados. La selección italiana se presentó en el mundial de 1934 con cuatro jugadores argentinos — Orsi, Monti, Guaita y Demaría — que tenían ya renombre internacional.

Luis Monti, el centro medio de San Lorenzo de Almagro, había jugado en las olimpíadas de Amsterdam y en el mundial de Montevideo, destacándose no sólo por su juego sino también por la potencia de un tiro que lo hacía convertir goles con mucha frecuencia. En cuanto a Orsi y Guaita, como extremo delanteros, habían integrado dos de los más famosos ataques que se recuerdan en la historia del fútbol argentino: el de Independiente (Canavery, Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi) y el de Estudiantes de La Plata (Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreyra y Guaita), respectivamente, que actuaron alrededor de 1930.

Para Alemania el camino a Italia se convirtió en un paseo muy cómodo, aunque, adornado con algunas angustias. El entrenador aléman, Otto Nerz, había seleccionado nada menos que a 38 jugadores, aunque terminó por quedarse con 18 después de un partido amistoso jugado contra el Derby County, de Inglaterra. — Alemania jugó su primer partido en Florencia, contra Bélgica, un día en que hacía un calor insoportable – 30 grados a la sombra — y con la presencia de sólo 8.000 espectadores. Ante la sorpresa general, cuando terminó el primer tiempo los belgas se imponían por 2 a 1, pero después llovieron los goles alemanes, convertidos tres de ellos por quien sería uno de los grandes astros del fútbol alemán.

Cuatro días más tarde, en Milán, los alemanes debieron enfrentar a los suecos, a quienes también derrotaron en el segundo tiempo, pero, entre tanto, se aproximaba la sorpresa checoeslovaca, a través de un equipo que había viajado a Italia sin su director ténico, absolutamente convencido de que sus posibilidades eran mínimas. Se decía inclusive que algunos de sus jugadores se habían llevado únicamente un cepillo de dientes por todo equipaje, creyendo que después del primer partido se volvían.

Los resultados dijeron otra cosa – 2 a 1 contra Rumania; 3 a 2 contra Suiza — y demostraron que se trataba de un equipo fuerte, muy fuerte.

El nombre de su arquero: Frantisek Planicka es aun hoy el da de un auténtico héroe de leyen do Atajaba todo, absolutamente to o. y cuando llegó el encuentro contra Alemania fue su presencia la que decretó la derrota germana. Apenas si el equipo alemán logró un gol, pese a su constante ofensiva, para terminar derrotado por 3 a 1. Sólo le quedaba el dudoso honor de pelear el tercer puesto contra Austria.

Sus posibilidades tampoco eran muchas, ya que en dos partidos anteriores había perdido por goleadas – 6 a 0 y 5 a 0 – pero en esta ocasión se desquitó y logró vencer 3 a 2. El partido final lo disputaron Italia y Checoeslovaquia.

Fue uno de los más duros y dramáticos en la historia de todos los mundiales, entre otras cosas por la actuación del notable Frantisek Planicka, quien también en esta oportunidad fue el héroe del día. Todo el estadio enmudeció cuando a los 26 minutos del segundo tiempo los checos consiguieron un gol.

Pareció que había llegado la hora del desastre, hasta que faltando ocho minutos para terminar el encuentro, el argentino Raimundo Orsi logró empatar, evitando así la derrota Italiana. Tuvo que jugarse tiempo suplementario, y en esos minutos adicionales, por intermedio de Schiavio, la «escuadra azul» obtuvo el triunfo definitivo. Italia Se consagró así, por primera vez, campeón mundial. El próximo título seria también de ella.

Resultados del Mundial Italia 1934

RESULTADOS FASE FINAL – CLASIFICADOS

  • Italia
  • USA
  • Checoslovaquia
  • Rumania
  • Alemania
  • Bélgica
  • Austria
  • Francia
  • España
  • Brasil
  • Suiza
  • Holanda
  • Suecia
  • Argentina
  • Hungria
  • Egipto

OCTAVOS DE FINAL

Italia – USA 7-1 (3-0)
Checoslovaquia – Rumania 2-1 (0-1)
Alemania – Bélgica 5-2 (1-2)
Austria – Francia 3-2 (1-1)
España – Brasil 3-1 (3-1)
Suiza – Holanda 3-2 (2-1)
Suecia – Argentina 3-2 (1-1)
Hungría – Egipto 4-2 (2-1)

CUARTOS DE FINAL

Alemania – Suecia 2-1 (1-0)
Checoslovaquia – Suiza 3-2 (1-1)
Austria – Hungria 3-1 (1-0)
Italia – España 1-1 (0-1)
(tiempo supl.) 1-1
desempate 1-0

SEMIFINALES

Checoslovaquia – Alemania 3-1 (1-0)
Italia – Austria 1-0 (1-0)

TERCER PUESTO

Alemania – Austria 3-2 (3-1)

FINAL

Italia: Combi, Monzeglio, Allemandi, Ferraris IV, Monti, Bertolini, Guaita, Meazza, Schiavio, Ferrari, Orsi.

Checoslovaquia: Planicka, Zenisek, Ctyroky, Kostalek, Cambal, Krcil, Junek, Svoboda, Sobotka, Nejedly, Puc.


Italia: 2 (Orsi y Schiavio).
Checoslovaquia: 1 (Puc).
(tiempo suplementario).

Arbitro: Ecklind (Suecia).

Puedes leer aquí: Como fue el Mundial de Fútbol Italia 1934.

CAMPEÓN ITALIA

El Equipo Ideal del Mundial Italia 1934


Los periodistas deportivos en la Copa del Mundo Italia 1934, continuaron la práctica que habia comenzado en el mundial anterior de Uruguay.

Esta consistía en realizar una votación para formar la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La formacion ideal de 1934 fue la siguiente:

  • Zamora (España)
  • Mozeglio (Italia)
  • Quincoces (España)
  • Wagner (Austria)
  • Monti (Italia)
  • Lecue (España)
  • Lafuente (España)
  • Meazza (Italia)
  • Schiavio (Italia)
  • Nejedlv (Checoslovaquia)
  • Orsi (Argentino Nacionalizado Italiano)

Puedes leer aquí: Como era el balón de la Copa del Mundo Italia 1934.

El Mundial de Italia 1934

Italia, que había preparado una potente selección, Argentina con los tres oriundos, Monti, Guaita y Orsi, y Austria, vencedora poco antes de los locales en Turin, partían como favoritas para la Copa del Mundo de 1934.

La representación latinoamericana en el segundo torneo se redujo a dos países y fue aún menos importante que la europea en el primero, dadas la ausencia de Uruguay y la debilidad de los equipos de emergencia enviados por Argentina y Brasil.

Los argentinos se reservaron sus mejores figuras y no las enviaron a Italia, en solidaridad con los uruguayos, que no perdonaban a Europa su escasa aportación al Mundial de Montevideo, y por temor a exhibirlas frente a los clubes italianos, que les habían desmantelado el conjunto vicecampeón de 1930. Y por otro lado Brasil, con su fútbol dividido en dos federaciones, una profesional y la otra aún amateur, tuvo que descartar a los paulistas y sólo utilizó jugadores de Río de Janeiro.

Por única vez en la historia de los Mundiales, el título no iba a ser defendido por su poseeďor.

Uruguay mantenía un excelente nivel de juego, como lo probaría un año después de la Copa del Mundo Italia 1934, al obtener en Perú el Campeonato Sudamericano extra. Los acontecimientos iban a justificar su ausencia, por razones distintas a las de origen.

En 1934, todo estaba dispuesto para el triunfo italiano y los argumentos de la calidad futbolística se estrellarían contra maniobras arbitrales. Italia era gobernaba por Mussolini y las victorias deportivas, conseguidas de buena o peor manera, servían a la propaganda del régimen fascista.

Eran dieciséis los equipos participantes, después de eliminatorias zonales que dejaron fuera a otros catorce inscriptos.

Italia empezó pegando fuerte, el día 27 de mayo, en el estadio de Roma, vencia 7-1 a Estados y los Unidos. El de Mundial se jugaba en un total de ocho ciudades y los octavos de final se resolvían se jugaba a en un partido. Para separar los principales equipos, se procedió a la designación de cabezas de serie, que también fueron ocho: Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Checoslovaquia, Holanda, Hungría e Italia. Holanda y las dos
selecciones sudamericanas no iban a alcanzar los cuartos de final.

El inexperto conjunto argentino cayó 3-2 ante Suecia, en Bolonia, y los brasileños fueron derrotados 3-1 por España en Génova. Descartado ya Estados Unidos, la eliminación de Egipto por Hungría, en Nápoles, vaciaba el torneo de equipos extracontinentales. Sólo países europeos continuaban compitiendo.

La confrontación resultó bastante equilibrada en la fase siguiente, donde ningún vencedor lo fue por más de un gol y hubo un empate. Pero los incidentes violentos abundaron y se evidenció la ayuda arbitral a la selección italiana.

Si bien Checoslovaquia y Suiza rindieron una buena exhibición en Turin, con triunfo de la primera por 3-2, y un gol del checo Nejedly a siete minutos del final, el juego sucio prevaleció en el encuentro Austria-Hungría, en Bolonia, y en Alemania-Suecia, en Milán.

Hungría perdió, 2-1, tras la expulsión de su puntero derecho, y Suecia fue batida con igual marcador, después de disputar casi todo el partido con diez hombres, por severa contusión de uno de sus defensas.

En tanto, en Florencia, Italia no podía, en lucha violentísima que dejó once jugadores de baja por lesión para el partido de desempate, quebrar la resistencia española. España conservaba en lo básico la formación con la que cinco años antes había asestado a Inglaterra, en Madrid, su primera derrota en el continente europeo, y su fútbol estaba quizá en el mejor momento de su historia. Se puso en ventaja a los treinta minutos con gol de Luis Regueiro, entreala derecho, y sólo iba a ceder la igualada, sobre el término de la primera etapa, cuando los italianos cargaron ilícitamente contra el legendario arque
ro Zamora, despejando la meta para un disparo de Ferrari.

Ricardo Zamora, el divino, fue el héroe del encuentro y la gran figura del Mundial. Lesionado, no pudo alinearse al día siguiente, para el desempate, que Italia ganaría 1-0 con la colaboración del árbitro.

Con otro excepcional golero, Frantisek Planicka, de Checoslovaquia, tendría que verselas Italia en el partido por el título. Checoslovaquia venció en semifinales 3-1 a Alemania, con un juego bien ensamblado que tenía en Nejedly y Puc dos peligrosos realizadores.

Para llegar a la final, los italianos debían aún medirse con el poderoso equipo austríaco, dominador del fútbol centroeuropeo. Era notoria la rivalidad entre los técnicos de las dos selecciones, Vittorio Pozzo y Hugo Meisl, que iban a librar en el estadio de Milán un duelo personal. Los antecedentes favorecían a Meisl, el austríaco, que había salido vencedor de la útlima prueba de fuerza entre ambos, también entablada en territorio italiano.

En Austria sobresalía el centro delantero Sindelar, sobre quien se lanzó no sin violencia Luis Monti, logrando anularlo; y el máximo astro de Italia iba a ser, hasta la conquista de la Copa, el puntero izquierdo Orsi.

Mumo Orsi, un desequilibrador de defensas, habilitó la entrada con que Guaita -también argentino, conseguía el único tanto del partido.

El suizo Mercet ¡ba a ser expulsado por la federaciónhelvética como consecuencia de su escandaloso arbitraje del segundo partido Italia-España, donde perjudicó claramente a los españoles, y el sueco Ecklind sería amonestado en su país por su gestión en Ia fina|. Los príncipes de la casa real italiana y Benito Mussolini ocupaban el palco de honor cuando el 10 de junio Italia y Checoslovaquia salieron al césped del estadio de Roma para dar resolución al torneo.

Si bien de menor capacidad que el Centenario, de Montevideo, el estadio de Roma ofrecía un lleno completo. La masiva asistencia de público había caracterizado todo el desarrollo del Mundial y los ingresos de boleterías iban a bastar para cubrir los gastos de las selecciones visitantes.

Los checos comenzaron atacando, con su habitual juego colectivo, e impusieron el silencio a las tribunas, pobladas por 55.000 espectadores, cuando el puntero izquierdo Puc batió a Combi. Italia, que también practicaba un fútbol de conjunto, incluso más veloz y verticalizado que su oponente, consiguió igualar por medio de Orsi, a quien no podían parar los defensas checos.

El marcador era aún 1-1 al cabo de los noventa minutos de partido. La retaguardia ¡tatiana absorbía -a veces a golpes y zancadillas, sin que el árbitro reaccionaraIas escapadas de los atacantes checos y, animada por el clamor de los hinchas, la selección azul superaba el cansancio de los duros encuentros anteriores y se confirmaba progresivamente en el medio campo la autoridad del argentino Monti. Pero el seguro Planicka –que en Praga tendría un recibimiento de campeónneutralizaba las tentativas de Orsi, Meazza y sus compañeros.

Planicka sólo fue vencido en la prórroga, por un disparo del centro delantero italiano Schiavio quien, con cuatro tantos, compartiría con el alemán Cohnen y el checo Neiedly la condición de máximo goleador del Mundial de 1934.

Alineados junto a Vittorio Pozzo y con la Copa en alto, los jugadores italianos presentaron el trofeo al palco de honor, acompa-ñando el tributo , en la ceremonia de clausura, con el saludo fascista. En tanto, la crepuscular Austria perdía en Nápoles el tercer puesto ante Alemania, 3-2.

Ricardo Zamora , «El Divino»

Nacido en 1901 y formado en el Español, de Barcelona, Ricardo Zamora estaba en su espléndida madurez futbolistica en el torneo de 1934. De gran corpulencia, dotado de excepcionales reflejos y dueño de una técnica perfecta, parecía invulnerable.

A partir de las Olimpíadas de Amberes, en 1920, Zamora intervino en 46 encuentros, internacionales en un tiempo en que no eran frecuentes las confrontaciones de selección, y varias veces fue pasea do en andas por el público al finalizar su actuación. Se retiró de la
actividad en 1936, jugando en el Real Madrid, y fue luego periodista deportivo y director técnico, incluso del equipo nacional español.

Puedes leer aquí: La Copa del Mundo Italia 1934.

Cuando murió, en 1978, las crónicas que en todo el mundo lo despedían coincidieron, muchas de ellas, en que aún se aguardaba el surgimiento del guardameta que lo superase.