Finalizado la temporada de 1906 y vencido el contrato de alquiler del terreno situado en lo Avenida San Martín, se presentó nuevamente el grave problema del estadio. Al cabo de una empeñosa búsqueda la comisión informó haber dado con el terreno ideal.
El mísmo estaba fuera de los límites de la Capital, en Avellaneda, en donde Racing Club monopolizaba el interés de los aficionados al fútbol, y en un barrio llamado la Crucecita. El campo estaba a cargo de un almacenero que no tuvo inconveniente para ofrecerla en alquiler Independiente mediante el pago de $10. Pero la casilla y el baño se alquiló una parte de un terreno cuyos fondos daban frente al destinado a la cancha y cuyo alquiler se arregló también en $ 10 mensuales.
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Independiente, ya estaba en la ciudad en la que pronto iba a sentar sus raices.