Pocos fueron los que lo conocieron como Julio Libonatti. Era simplemente Julio para sus seguidores, o el idolo rosarino para los porteños que lo veían de tanto en tanto en las canchas de Buenos Aires, en la selección argentina, pero escuchaban infinidad de elogios que provenian de su actuación en Newell’s Old Boys de Rosario, club donde se inició y que dijo: “Es el club de mi vida, alli jugaré hasta que me tenga que retirar”.
Cumplió con su palabra, saliendo campeón en todos los equipos que militó, ya sea en las divisiones menores como en primera división. Para ejemplificar la nombradia que alcanzó, llegó a compartir un lugar preferencial entre el público rosarino con el inolvidable Gabino Sosa.
Julio Libonatti nació el 5 de julio de 1901 y 20 años más tarde llegó a la consagración definitiva en la pasión de su vida, el fútbol. Argentina vivia intensamente la disputa del Campeonato Sudamericano que se llevó a cabo en Buenos Aires. Como casi siempre, la superioridad rioplatense era notoria. La final, por supuesto, la disputaron Argentina y Uruguay, siendo ésta la gran oportunidad de nuestro combinado para ganar un Sudamericano. Todo el pais esperaba ese momento. Fue el 30 de octubre de 1921.
Libonatti, a los 12 minutos del complemento, remató en forma exacta, convirtiendo el gol del campeonato. Fue ésa una fecha inolvidable para Libonatti y doblemente valiosa para el fútbol criollo: “No puedo contarlo en pocas palabras. Cuando metí el gol, tuve ganas de correr, me emocioné como nunca. Fue una alegría que jamás había sentido. Cuando terminó el partido me llevaron en andas desde la cancha hasta Plaza de Mayo.”
Era el trofeo de los hombres que desearon ese triunfo y ese gran jugador se lo brindó. Un trofeo de carne y hueso, que llevaba el fútbol en la piel.
“Tiene veinte años, y para ser lo que ha llegado a ser en una edad relativamente joven, es a costa de su práctica, su moral y su inteligencia . . . ” (De “Hablando con el idolo rosarino, por A. De Robertis.)
Dichas condiciones se agregaron a la ductilidad para adaptarse a los distintos puestos de ataque, amalgamando su habilidad innata para llegar a ser hombre clave del fútbol argentino. Por aquella ¡ornada inolvidable del ’21. El dia del primer Sudamericano, el dia del gol de Libonatti …