Maradona

¿Cuándo y cómo Diego conoció a Claudia?

Diego Maradona y Claudia Villafañe, una historia de mucho amor.

Todo comenzó en octubre de 1976 cuando Eduardo Dosisto, un dirigente de Argentinos Juniors que a pedido del club, le pidió permiso a la familia Maradona para llevarlos a vivir a una casa que le había alquilado en el barrio de la Paternal. Diego estaba a punto de cumplir 16 años.

Puedes leer aquí: 1976, Cambia la vida de Diego Maradona.

Todo esto tenia la finalidad de evitarle los cansadores viajes desde Fiorito hacia los entrenamientos y para tenerlo cerca.

La casa alquilada estaba ubicada en la calle Argerich 2750 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Era del estilo Ph, ubicada al fondo del terreno y se accedía por una puerta sobre la derecha.

Justo al lado de la nueva casa de Diego, vivía nada más y nada menos que la familia Villafañe, cuya hija del matrimonio era una joven llamada Claudia, que para ese entonces tenia la misma edad que el astro del fútbol.

«Ya estaba instalado definitivamente en la casita de la calle Argerich con toda mi familia. Era una típica casa de barrio, propiedad horizontal. Nosotros vivíamos al fondo y adelante estaba la familia Villafañe: don Coco, taxista y fanático de Argentinos, doña Pochi, ama de casa, y… la Claudia».

«Creo que nos empezamos a mirar desde el primer día, cuando me instalé ahí, en octubre del ’76. Ella me miraba por la ventana cada vez que yo salía y yo me hacía el boludo, pero siempre la relojeaba. Eso sí: recién me le animé casi ocho meses después. Exactamente el 28 de junio de 1977», continuó Diego.

Oficialmente Diego y Claudia se flecharon el 28 de junio de 1977 en un baile a tan solo 3 cuadras de sus casas, organizado por el Club Social y Deportivo Parque, un club barrial con la particularidad de ser un gran semillero de jugadores del cual muchos clubes grandes de Argentina se nutrieron de él.

«Fui a bailar a un clásico del barrio: el Social y Deportivo Parque. Ahí, sobre las baldosas de la cancha de papi, las mismas en las que jugaban todos los monstruitos que después terminarían en Argentinos, se armaban unos bailongos bárbaros», dijo.

Y continuó: «Después de las dos de la mañana empezaban los lentos y ése era el gran momento. Yo estacioné mi Fiat 125 rojo en la puerta y me mandé… Ella estaba adentro, con sus compañeras del colegio, iba al quinto año comercial. Los dos sabíamos que nos espiábamos, así que apenas la cabeceé, aceptó».

«Justo, justo en el momento en que empezamos a bailar, ni nos habíamos saludado todavía, meten el tema ‘Yo te propongo’, de Roberto Carlos… ¡Espectacular! Me ahorró todas las palabras, que justamente no me sobraban. A partir de ahí, a partir de ese momento exacto, somos El Diego y La Claudia. Y no sabemos vivir el uno sin el otro…».

«Bueno, ella se tuvo que acostumbrar a algunas cosas. Y no hablo de las concentraciones precisamente. Una vez yo volví muy tarde, casi de día. Ni dormí: me bañé y me fui a entrenar. Mi viejo me escuchó, pero no me dijo nada…», contaba Diego.

«Al mediodía, cuando volví, lo veo a mi viejo hablándole a la Claudia, casi a los gritos: ‘¡Vos no podés hacerlo acostar tan tarde al nene, lo tenés que cuidar un poco más, él tiene que ir al entrenamiento!’. Yo quería que me tragara la tierra: esa noche no había salido con la Claudia».


Etiquetas: Diego y Claudia