1903 es un año fecundo para el Madrid y para el fútbol madrileño, pues aunque las acciones cismáticas (separaciones) constituyan algo así como puntos obligados de un agitado orden del día, las escisiones son, en el fondo, saludables, pues permiten la creación de nuevas entidades o el reajuste de otras.

En esa época un poco revolucionaria todavía son ellas mismas las que van depurándose con sus violentos vaivenes, que en el fondo no son otra cosa que ganas de vivir. Tal, por ejemplo, es el caso del Español, de cuya «solera» no puede dudar nadie, y que se disuelve o se agrupa por generación espontánea, o del Athletic, que es, por antonomasia, la «oposición». Aquél, en su relativamente corta vida, y éste nacido de una disidencia del propio Madrid y reconocido en Bilbao como «sucursal», son, dentro de la jurisdicción regional, sus más temibles enemigos.

Veamos qué otras Sociedades existen en el alborear de este 1903: Amicale, New Foot-Ball Club, Hispania, Jberia, Moncloa, Retiro, Victoria, Español y Moderno.

La actividad de esos Clubs es una constante ebullición. Se juega sin orden, sin concierto, como si un simultáneo sarampión hubiera hecho presa en todos; pero el torneo local que la Unión Madrileña organiza no tiene, pese a la tenacidad de Padrós, ninguna concreción práctica.

Sigue siendo el Madrid, pese al gran esfuerzo del Moncloa, la entidad más potente.

Se han producido al final de 1902 en el Madrid tres altas muy importantes: el joven marqués de Valdeterrazo, Normand y Vallarino, procedentes del New, y Parages, al que se suponía francés—y lo era—y del que se habla mucho y bien, y que ha actuado en el Amicale. Es el principio de la absorción que en favor del Madrid se produce después.

Pero la nueva convocatoria para el «Concurso», que se considera como el primer Campeonato, puesto que el anterior fué organizado sólo como un festejo más de los de la coronación real, encuentra escaso eco en provincias.

El Barcelona no se decide a volver a la Corte, y las Sociedades de Vigo, Huelva, Salamanca y San Sebastián, excusan su asistencia.

El torneo encuentra esta vez decidida protección. Don Alfonso, que ya ha presenciado algunos partidos, concede a Padrós una copa, «que sólo será entregada en propiedad al Club que venza durante tres años consecutivos o tres alternos».

La inscripción de provincias es muy pobre: el Español barcelonés, mezcla ocasional esta vez del Iberia, del X y de la antigua Sociedad Española de Foot-Ball, y el Athletic, de Bilbao, que ya ha abandonado el incógnito del año anterior. Se cuenta con la pista del Hipódromo, y el día 6 se disputa la semifinal entre los barceloneses y el Madrid. El Español acaba de derrotar al Barcelona en la Copa Macaya, y sale precedido de un gran cartel.

Su alineación es ésta: Ochoa, Renato, Montero, Galiardo, René, La Calva, Ponz, Casanellas, Mora, Cenarro y Green. El Madrid forma asi: Johnson, Giralt (M.), Celada, Vallarino, Giralt (J.)) Normand, Giralt (A.), Revuelto, Neyra, Valdeterrazo y Parages. Y vence el Madrid por cuatro a uno. Los catalanes son los primeros en marcar, por Cenarro, pero Armando Giralt logra el empate, y así termina la primera parte. Después, el propio Armando, su hermano Patache y Perico Parages remachan bien la victoria.

El día 7 el Athletic arrolla también al Español, que acusa el lógico cansancio. Un cuatro-cero, que firman Astorquia (dos), Evans y Sota.

Y el domingo, la final. La concurrencia es de cinco mil personas, «cantidad de público no reunida hasta ahora en un «Concurso». Arbitró el señor Lerso, del Español, de Barcelona, que estuvo imparcial, «aunque atendió más a la letra que al espíritu del Reglamento». Eso ocurre ahora también. Y hubo estas alineaciones: Athletic: Acha, Silva, Arana; Goir1, Cockrane, Ansoleaga; Sota, Montejo, Astorquia, Cazeaux y Evans. Madrid: Johnson, Molera, Giralt (M.); Giralt (A.), Giralt (J.), Normand; Parages, Voldeterrazo, Neyra, Revuelto y Vallarino. Dos goles madrileños en el primer tiempo (Valdeterrazo y Neyra).

El encuentro parece estar ya resuelto, pero después viene lo que desde aquel 1903 ha ocurrido¡ay! —tantas veces: que los bilbaínos hacen un gol más. Total, que Cazeaux, Montejo y Sota labran esa primera derrota ante el viejo rival. Y, como entonces ya ponía la gente su poquito de pasión, hubo entre algunos aficionados sus más y sus menos, Gimieron las prensas, y sus lamentos desgarradores excitaron los ánimos de aquí y de allá. «El Madrid no tiene inconveniente en celebrar una nueva partida con los jugadores de Bilbao aquí, allí o donde ellos quieran», se dice en un periódico cortesano; pero los bilbaínos, que aceptan, ponen una condición : que ambos Clubs depositen diez mil pesetas.

Un prócer madrileño se dispone a aportar la cantidad en nombre del Club.

Mas la «cola» de aquel Campeonato da lugar a la constitución del Athletic local, que, para orgullo del Madrid, se produce a costa de una, disensión que promueven en sus filas unos cuantos socios bilbaínos de la entidad decana, que habian animado durante la fimal a sus paisanos. Y como ello fuera censurado por los ortodoxos, aquéllos se lanzaron a la constitución de la nueva Sociedad, que nacio, según la revista Arte y Sport (Madrid, mayo de 1903), como una «sucursal» bilbaína, aunque su texto exacto sea un poco más comedido :

«La nueva Sociedad Athlétic Club, de Bilbao, ha creado una delegación en Madrid para los hijos de Bilbao aquí residentes, estableciendo su campo detrás de las tapias del Retiro.»

Pero es la propia y naciente entidad la que remacha el clavo, al declarar en su acta constitucional de 26 de abril de 1903: «La Sociedad es una sucursal del Athlétic, de Bilbao.»

Y en la capital bilbaína encontraron enseguida las definiciones exactas para distinguir a ambos Clubs hermanos: el Athletic B. (el de Bilbao) quería decir el bueno y el Athletic M. (el de Madrid), el malo.

El New ha desaparecido ya y ha ingresado en bloque, casi, en el Madrid. De ahí que el Athletic (M.) herede su campo. Y también se ha fundido en las filas blancas el Amicale.

En octubre de 1903, la revista Arte y Sport dice lo siguiente :

«Interesantes son todas las noticias que a la afición podemos dar en este número, pero sin disputa alguna, la mayor de ellas es la separación del club Madrid de los señores Neyra, Pérez, Vallarino, Arnabarrena, Cárdenas, hermanos Giralt y otros elementos que eran de importancia para el Club, tanto por ser fundadores, como por haber demostrado en el campo sus condiciones de buenos jugadores.

Todos estos elementos han sido suficientes para recroanizar el Español, Club que durante los meses de verano se había disuelto.

Una vez reunidos los socios, se procedió a la elección de Junta, que es la siguiente: Presidente, D. Luis de Páramo (que anda por ahí tan tieso, y que sea por muchos años); Vicepresidente, D. Benigno Martínez; Secretario, D. José María de la Sierra; Tesorero, D. Manuel López; Vocales, los señores Celaya, Martínez (J.), Hermúa y Valle. Jefe de Material, Sr. Botella. El primer acuerdo ha sido retar a todas las Sociedades, cuyo reto han recogido el Moncloa, Moderno y Madrid, pero con esta última Sociedad no podrá ser, por hallarse en vigor un artículo de la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-Ball que dice: «Los jugadores que se borren de un Club no podrán jugar contra él hasta la temporada siguiente.»

Y no termina el año sin que intenten reintegrarse a la disciplina del Club algunos disidentes que han reforzado al Español (¿se figuran ustedes al graciosísimo cómico Heredia vistiendo los colores de este equipo?), «en condiciones que no aprueba el Presidente de la Federación, señor Padrós, que ha dimitido este cargo». (Gran Vida, diciembre 1003). Por su parte, Arte y Sport dice :

«Ignoramos los motivos que dicho señor, irreemplazable en ese cargo: habrá tenido para abandonarlo, pero sin querer pasar plaza de perfectos, no será muy aventurado suponer que en esta ocasión, como en otras muchas» habrán contribuido a su decisión rencillas y pasiones inherentes, por desgracia, en el ser humano, y muy especialmente en nuestro desdichado ca1ácter.» (Hubo un violento incidente entre Armando Giralt y don Carlos.)

Pero no todo han de ser malas noticias. Se han agrupado éstas porque los malos tragos conviene pasarlos pronto, mas he aquí que sin notable trastrocamiento de fechas, la revista mensual Gran Vida (julio 1903) dice lo siguiente con vistas indudablemente a purificar el ambiente futbolístico de la época : – «Terminada ya esta temporada la 2? – campaña de foot-ball, prolongada por fresca temperatura que se ha gozado en mayo y Junio, conviene hacer algunas observaciones que hay que tener presentes para lo sucesivo.

«El domingo 14 (junio) se celebró en el Hipódromo un match de football entre el primer equipo del Madrid, que lo constituían Planell, M. Gi. ralt, Wandosell; Normand, Cárdenas, Lee; Parages, Revuelto, A. Giralt, Neyra y Vallarino, y otro grupo constituído por jugadores de varias Socie. dades, formado por De Diego, Charmandier, Hermúa; Hodams, Merino, Na. varro, Bueno y Prast (ocho jugadores). El partido resultó interesante, aunque desde el principio dominó el Madrid, que se apuntó diez tantos. Se distinguieron por la coalición Prast, que juega admirablemente, dirigiendo la pelota como quiere; Charmandier y Hodams, que estuvo incansable toda la tarde.

Creyendo la coalición que podía presentar un grupo más fuerte, organizó otro equipo, que luchó de nuevo con el primero del Madrid el domingo 21, en el Hipódromo, ante distinguidísima y numerosa concurrencia, en la que figuraban bellísimas señoritas de nuestra aristocracia,

Jugaban por el Madrid: López, M. Giralt, Wandosell; Johnson, Giralt, Lee; Parages, Revuelto, Armando, Neyra y Normand. Y por la coalición: De Diego, Charmandier, Navarro; Ramos, García, Hermúa; Bueno, García, Navarro, García (R.) y Garrido,

Ambos equipos venían notablemente reforzados, y aunque ganó el Madrid, fué esta vez por siete tantos. Se distinguieron «por el Madrid Lee, Armando, Neyra y Revuelto.

La coalición jugó en general muy bien. De Diego, admirablemente; los Navarro, muy bien, tanto el delantero como el defensa; este último y De Diego se llevaron los aplausos de la tarde. Hermúa, muy valiente, marcando a Armando todo el partido, y el referee, muy imparcial. Este partido de la coalición contra el Madrid resulta siempre muy interesante. Vemos con placer que reina entre todas las Sociedades de foot-ball la mayor armonía y compañerismo.» (

¡ Ahí está todo el fútbol madrileño de aquel año!

Y aún hay más. Veamos lo que dice Gran Vida en su número de agosto, al referirse a un partido que iba a celebrarse en El Escorial :

«Lo que ya no nos parece tan bien es la elección del sitio. La Lonja con sus cuadros de losa, a no ser que se recubra de una capa gruesa de tierra bien apisonada, es un sitio peligroso para los jugadores, porque el que caiga contra la dura peña se expone a romperse algo importante del organismo. Y no tendría gracia que resultaran heridos o contusos algunos jóvenes que sin más estímulo que el amor propio van a probar sus fuerzas ante los vecinos de El Escorial, proporcionando a las fiestas un número nuevo y atractivo.»

Los equipos están formados por lo más granado de los jugadores de la Corte. El Madrid lo componen los señores Meléndez, Contreras, Celada; Barquín, Normand, Valcárcel; Parages, Wandosell, Neyra (capitán) Varela y Vallarino. Y el del Moderno: los señores Garrido, Chapí, Lafora; Hodams, Alcalde Ramos; Yarza (J.), Faccini, Yarza (M)., Segui y Garrido.»

El partido se jugó el día 12 de agosto y venció el Madrid por ocho-cero, y del acontecimiento afirma Gran Vida:

«Al Madrid fué, pues, adjudicado el premio, que consiste en un artístico diploma con una alegoría del foot-ball y once medallas de plata que fueron encargadas a Londres expresamente para este concurso, las cuales fueron prendidas en el pecho de los vencedores por el Presidente del Jurado, Sr. De la Hoya, que obsequió también con un refresco a todos los jugadores.

No queremos terminar sin dat las más expresivas gracias al P, Zacarías, Director del Real Colegio de Alfonso XIl, qiuen puso a disposición de los jugadores un espacioso local y los obsequió, colmándoles de atenciones, en unión de los demás PP. del Colegio.»

En este partido recibió Barquín un fuerte golpe en una pierna, en un choque con Garrido, y Adolfo Meléndez, previsor siempre, le curó con alcohol aleanforado y friegas. Esto lo recuerdan ambos con orgullo, y Barquín, al relatarlo, se echa mano a la pierna como si le doliera todavía.

Y aun en 8 de septiembre, un partido en Villaviciosa de Odón, en el que el Madrid venció por seis-tres a una coalición local (el Villaviciosa y el Colonial) :

«Formaban la coalición los señores Laredo (F.), Robles (J.), Zulueta (S.); Serrano (F.), Garrido (A.), Laviña (L.); Calzado (F.), Laviña (J. M.), Serrano (F.), Calleja (R.) y Grimaldos (A.). Y el Madrid los señores Abreu, Valcárcel, Neyra; Crespo, Vallarino (E.), Meléndez (E.); Vallarino (M.), Meléndez (A.), Meléndez (A.).

Como se ve, el Madrid jugó con nueve hombres.»

Y, por último, algo así como un resumen en Gran Vida de diciembre de 1903:

«Este varonil deporte está en toda su animación, a pesar del mal tiempo que ha corrido con motivo del temporal de aguas. Ahora que parece afianzado el tiempo, es seguro que la lucha por el campeonato de Madrid seguirá con igual entusiasmo que ha comenzado. Y así lo demuestra el interés que toma en los partidos el público, cada vez más numeroso, que acude a presenciarlos,

Todos los Clubs de la Federación rivalizan en coraje para mantener sus puestos y aventajar a sus contrarios; pero, como es natural, la victoria debe caer de un solo lado y necesariamente han de existir vencedores y vencidos.

Los Clubs Madrid y Moderno han jugado con acierto y con fortuna y han llevado todas las probabilidades del triunfo, aunque el Moncloa, que parece tan descartado, se anima a última hora y recobra lo perdido.

El Madrid ha sostenido luchas muy brillantes, guiado por jugadores de tanto prestigio como Parages, Barquín, Normand, Meléndez y Bisbal.

El Moderno progresa sensiblemente y está formado por tan buenos jugadores como Lafora, los Yarza y otros varios, que figuran en el primer equipo.

En el último partido jugado para el campeonato, el domingo 20, el Moncloa logró vencer al Madrid, sacándole tres goals a uno.

Carrasco, el portero del Moncloa, paró con acierto varios goals tirados por Parages con la fuerza que él sabe hacerlo.

‘ La novedad en estos partidos son las hermosas redes que cubren los goals, Así y todo, el público las pisotea y avanza más de lo ordinario, dando pruebas de una falta de educación muy censurable. En cambio, hay que aplaudir la mesura y corrección de los jugadores, porque no cabe duda de que el foot-ball’ es un deporte educativo. Y no se debe juzgar a la colectividad con ligereza porque un jugador pronuncie palabrotas en medio del partido.»

Es decir, había redes, gentes que las pisoteaban y algún acalorado jugador que pronunciaba palabrotas.

Pero el fútbol iba para arriba y el Madrid era campeón de Castilla por segunda vez, pues debe considerársele como tal en el «ejercicio» anterior, cuando nace y organiza el primer «Concurso».