El Dr. L. Bard. Primer Presidente y primer Capitán de River Plate

Un deportista honesto, trabajador y constante, es en todos los tiempos, merecedor del respeto y la admiración de los demás. Pero cuando a esas virtudes se agrega un espíritu de sacrificio tan enorme como para soportar los más grandes sinsabores y las más inesperadas amarguras, ese hombre tiene asegurado el reconocimiento y el cariño de los aficionados del pasado, del “presente y del futuro. Tal es el caso del Dr. Leopoldo Bard.

Ligado a la historia de River desde su fundación, fue el principal líder de la nueva causa. El primer presidente y primer capitán del equipo riverplatense, demostró en ambos cargos la firmeza de carácter y entereza moral necesarias como para salvar exitosamente los muchos obstáculos que surgían en la vida de la incipiente institución.

El Dr. Bard, presidió en varios períodos la Comisión Directiva del club y al retirarse del cargo, nunca dejo de ser un enamorado de River Plate y uno de sus más consecuentes y animados soldados. Y los socios “millonarios” no olvidarán jamás que a el y al Dr. Livio Ratto, otro de los luchadores de la primera hora, les correspondió la tarea de trasladar desde el Hospital Muñiz hasta el improvisada cancha, la primera casilla con la que contó el club. Sólo así, con decisión y voluntad tan ejemplar era posible llevar adelante la empresa.

Una actitud semejante es, por otra parte, argumento suficiente para afirmar que el Dr. Leopoldo Bard fue uno de los pilares sobre el que descansa gran parte de la majestuosa grandeza de River Plate.

Los Primeros Campeonatos de San Lorenzo en Primera

Los primeros años en los que San Lorenzo jugó en primera división no alcanzaron para destacarse sobre el resto. Recién en 1920 logro adjudicarse el tercer puesto y es curioso e interesante comprobar que desde entonces sólo en 1940 bajó del quinto lugar. Hazaña no fácilmente igualable y que resulto justo motivo de orgullo para todos los sanlorencístas.

En esos primeros 20 años en Primera la ubicación en la tabla de posiciones de su primer equipo fue siguiente:

Primer puesto: 1923, 1924, 1927 y 1933.

Segundo puesto: 1925, 1926, 1931 y 1936.

Tercer puesto: 1920, 1922, 1928, 1929, 1934, 1935 y 1938.

Cuarto puesto: 1921 y 1932.

Quinto puesto: 1939.

Sexto puesto: 1937.

Noveno puesto: 1940.

El club logró por primera vez el título de campeón de la máxima categoría del fútbol argentino en 1923. Su campaña fue brillante, jugó 20 partidos, ganó 17, empató 1 y perdió tan solo 2. Convirtió 37 goles y le marcaron 13.

San Lorenzo campeón 1923 formaba de la sig. manera:

Domingo Caldano; Pedro Omar y Enrique Monti; Alfredo Sánchez, Luis Monti y José H. Fossa; Alfredo Carricaberry, Lindolfó Acosta; Juan

Maglio, Antonio Valente y José Delor.

Pocas variantes ofreció el conjunto en 1924, año que consiguió repetir su proeza. Sólo se produjo un cambio en la delantera: la inclusión de José Luis Donielli en el puesto de delantero por izquierda Y la performance fue parecida a la cumplida en la temporada anterior: de 23 partidos, ganó 18, empató 3 y perdió 2.

En 1927 San Lorenzo obtuvo por tercera vez la máxima consagración. Hicieron posible esta nueva conquista:

Hércules Orio; Pedro Omar y Enrique Monti; Alfonso Lujambio, Luis Monti y José H. Fossa; Alfredo Carricaberry, Lindolfo Acosta; Juan Maglio, Pedro de Sarrasqueta y A. Foresto.

Además jugaron varios partidos dos muchachos que luego llegaron o constituir una celebrada pareja: Diego García y Arturo Arrieta. De 32 partidos disputados, el campeón ganó 25, empató 5 y perdió 2, logrando el Título por un punto. Fue éste el primer torneo jugado después de la última fusión del fútbol porteño.

Con 50 puntos en su haber, 81 goles a favor y 48 en contra consiguió San Lorenzo adjudicarse por cuarta vez el título máximo en el año 1933.

Defendieron los clásicos colores:

Jaime Lema; Félix Pacheco y José H. Fossa, Cipriano Accinelli, Mario Scavone y Alberto Chividini; Gabriel Magán, Genaro Cantelli, Petronilo Do Brito, Diego García y Arturo Arrieta.

1917 San Lorenzo al Borde del Descenso y su futuro

El campeonato de 1917 fue desafortunado para San Lorenzo. Su campaña lo puso en peligro del descenso y sólo pudo evitarse tan duro momento al ganar el último partido del torneo frente a Gimnasia y Esgrima por 2 a 1. Como uno demostración de que su colocación sólo fue producto de la mala suerte, San Lorenzo ese mismo año llegó a disputar la Copa Competencia como finalista. En encuentro disputado en el estadio riverplatense de la dársena lo venció Racing. 

La misma angustiosa situación vivieron los dirigentes sanlorencistas en 1918. El equipo perdía partidos tras partidos y el descenso se hacía inevitable, hasta que los señores Bolinche y Corbellini, dirigentes del Club Atlanta, le dieron la clave para pasar el temporal. Les recomendaron a un brillante delantero de Campana: Carlos Botta, el que a su vez trajo al club a otro buen delantero: Alberto Raffin.

El señor Antonio Scaramusso se trasladó a Campana, convenció a ambos jugadores y con su participación, San Lorenzo logró los puntos necesarios como para permanecer en primera división.

Por eso los viejos partidarios del club no podrán olvidar jamás el oportuno consejo de la gente de Atlanta y el valiosísimo aporte de los jugadores de Campana, que nunca reclamaron la más mínimo recompensa, pese a tener que viajar constantemente y realizar los más diversos sacrificios. 

La temporada de 1919 fue un poco más feliz. El primer equipo fue reforzado con los jugadores Castillo, Mordal, y Castaño, también de Campana, y consiguió de esa manera ubicarse entre los primeros. Y desde entonces las cosas cambiaron fundamentalmente.

El futuro sonrió a San Lorenzo. Ante las buenas perspectivas que se presentaban se hicieron reformas en el estadio, y desde entonces San Lorenzo fue mejorando su situación, tanto deportiva como económicamente hasta alcanzar el lugar de honor que hoy ocupa entre las instituciones argentinas.

San Lorenzo llega a Av. La Plata, la Tierra Santa

Inmediatamente luego de la primera llegada de San Lorenzo a primera división, la experiencia adquirida hizo comprender al presidente, señor Scaramusso, la imperiosa necesidad de contar con un campo propio y desde ese momento se convirtió en fogoso defensor de esa idea.

Puedes leer aquí: San Lorenzo llega a Primera División.

Con clara visión del porvenir sostuvo siempre que era indispensable no salir del barrio de Almagro y buscó empeñosamente un terreno por los alrededores. Se le ofreció uno en José M. Moreno y Juan B. Alberdi, pero no se llegó a ningún arreglo. Se trató de conseguir otro ubicado en Mármol entre Méjico y Venezuela y también fracasaron las gestiones.

Conocedor de tales intenciones, el Padre Mazza prometió su intervención para hacer posible el alquiler de un terreno situado en Avenida La Plata al 1700, propiedad del Colegio “María Auxiliadora“ y de los hermanos Oneto. Se aceptó el ofrecimiento y convencidos todos de que el lugar era inmejorable, se realizó rápidamente la operación. Y otra vez San Lorenzo tuvo la suerte de poder contar con algunos deportistas generosos y con muchos socios capaces de trabajar día y noche para dotar al nuevo campo de las comodidades imprescindibles. Los señores Mulet, Troglío y Mon aportaron 500 pesos cada uno; el señor Scaramusso 4O0 pesos y el Padre Mazza y el señor Fragozo 300 pesos cado uno.

Se reúnen así 2500 pesos con los cuales se costean los primeros gastos. Se construyó una pequeña tribuna con tres escalones en la que no podían ubicarse más de 60 personas.

Pensar que pocos años después ese mismo campo de juego habría de tener capacidad para 75.000 personas.

Lo terrible fue que los financistas calcularon muy mal los gastos y cuando ya se habían gastado los 2.500 pesos había aún muchas cosas por hacer. El señor Mulet, dando una prueba más del entusiasmo de que se hallaba poseído, decidió continuar por su cuenta los trabajos. Faltaron, sin embargo, algunos materiales: las chapas paro el techo de la casilla los donó el Padre Massa y algunos postes y tirantes los obsequió el señor Francisco Pini.

Era necesario finalmente cercar el campo, y ello se consiguió hacer con chapas usadas y la mayor parte de ellos donadas por distintos vecinos; la misma procedencia tuvieron las cañerías utilizadas. Y así se transformó en realidad la vieja aspiración de todos y que en un momento dado, pareció una ilusión imposible de llevar a cabo.

Finalmente el campo quedó en condiciones en Mayo de 1916.

San Lorenzo en Primera, busca su primer gran Estadio

Conquistado el ansiado ascenso a Primera Division en 1915 , era necesario pensar en una total reorganización.

Puedes leer aquí: Como llega San Lorenzo llega a Primera División.

Debía contar con una nueva cancha, nuevo secretario y trabajar ahora más decididamente que nunca. La primera medida fue convocar a una Asamblea Extraordinaria paro renovar la Comisión Directiva, a la que habían de incorporarse varios vecinos caracterizados atraídos al club por la intensa campaña desarrollada por el presidente, D. Antonio Scaramusso.

Reunida la Asamblea surgen estas autoridades:

Presidente: Antonio Scaramusso.

Vicepresidente: Tomás Babastro.

Secretario: Juan Hecle.

Prosecretario: Antonio Rappo.

Tesorero: Carlos Colombo.

Protesorero: Alberto Manquínez.

Vocales: L. Núñez.

         S. Chioppe.

         E. D’Amico.

         J. Cortegozoy

         A. Chiodini.

Delegado a las Asambleas de la Asociación: Antonio Scaramusso.

Delegado al Consejo Divisional: Luis Defilippoweis.

Constituida la nueva Comisión se entregó por entero a la difícil tarea de hallar un adecuado campo de deportes. Luego se alquilo el campo de Olimpia, situado en Liniers, con la condición de efectuar en él diversas mejoras que al terminar el contrato quedarían o beneficio de los propietarios.

En cumplimiento de lo pactado se trabajó de firme en alambrar, rellenar, cambiar algunas instalaciones, en fin, todo cuanto se juzgó necesario.

Se invirtieron varios cientos de pesos contando además con el inagotable entusiasmo de las 500 personas que hicieron los veces de carpinteros albañiles, plomeros, etc. Pero la suerte quiso jugarles una mala pasada y a solo una semana de la iniciación del campeonato la comisión de estadios rechazó el de San Lorenzo alegando que no presentaba ninguna comodidad para jugadores y espectadores.

Se habían perdido muchos pesos mucho esfuerzo y mucho tiempo; pero no había porque desmayar; era necesario solucionar esta difícil situación y el remedio se encontró. La Comisión Directiva consiguió que las autoridades de Ferro Carril Oeste le alquilaran su campo de deportes, durante esa Temporada. La retribución debía ser de 1.200 pesos, pagados en cuatro cuotas de 300 pesos cada uno. Para el pago de la primero, que debía hacerse efectivo por adelantado cada miembro de comisión contribuyó con 10 pesos y el resto lo aportó el Padre Mazza, siempre fiel al club de sus amores.

A fuerza de constante sacrificios fue posible mantener esa situación durante el año 1915. Los desembolsos eran siempre mayores que las entradas y sólo podía establecerse un relativo equilibrio mediante la Contribución de los más pudientes.

Es así como San Lorenzo busca un nuevo lugar para su casa y la encuentra en la Avenida La Plata.

Puedes leer aquí: San Lorenzo llega a Av La Plata, la Tierra Santa.