La historia del Club Atlético Nacional de Colombia se remonta al año 1935, en una canchita llamada «La manga de Don Pepe», donde vio nacer a un pequeño club que, luego de unos años, se convertiría en uno de los clubes de fútbol más grandes en Colombia.
A finales de 1934, todos los barrios de Medellín tenían sus propios equipos, pero estos muchachos que se juntaban en la manga de Don Pepe a jugar al futbol, no. Lo único que a ellos les importaba en aquel momento era ir a divertirse en aquel potrero y correr detrás del balón.
“Comenzamos a jugar en la manga de Don Pepe y una vez el señor Miguel Ortiz, presidente de la Liga de Fútbol, nos propuso darnos zapatos a cambio de que no dijéramos tantas groserías”, narraba Guillermo Hinestroza en el libro La pasión del fútbol colombiano, escrito por el periodista Jaime Herrera.
El trato, además de zapatos de fútbol, obligaba a que José María el “Chema” Saldarriaga, Hinestroza, el “Mono” Hernández, Pastor y Óscar Londoño, integrantes de aquel equipo de amigos, armaran un equipo para competir en la Liga.
“Al principio algunos no querían tanto compromiso, pero en 1936 nos reunimos y, buscando el nombre, uno de nosotros gritó: ¡Viva la unión! Y ahí comenzó la verdadera historia del Unión, que terminó siendo Nacional”, afirmaba don Guillermo.
En 1942, el combinado ganó el ascenso a la Liga. Hasta ese momento los colores en sus camisetas estaban lejos del verde clásico de la tela. Eran blancos con los pantalones en color rojo.
Por problemas económicos, los muchachos que del equipo que futuramente seria Atlético Nacional, tuvieron que buscar un socio. Fue así como en 1943 terminaron se fusionaron con Indulana.
De allí surgió Unión Indulana y junto a él, el verde en el uniforme.
EL 7 de marzo de 1947, día en el que Alberto Villegas Lopera lideró la creación de una sociedad comercial que, bajo la idea de “apoyar al deportista local”, fue llamada: Club Atlético Municipal; constituida finalmente el 30 de abril de 1947, en la notaría primera de Medellín.
El club surgió bajo la premisa de tener entre sus filas jugadores «criollos», primero antioqueños y posteriormente de todos los lugares del país.
En 1950 pasó a llamarse y de forma definitiva, Atlético Nacional.
En 1954, gracias al aporte de Fernando Paternoster y Humberto «Turrón» Álvarez, Atlético Nacional de Colombia dio su primera vuelta olímpica.