Resumen de la Copa del Mundo Chile 1962

MUNdial 1962
Campeón
BRASIL

Por tercera vez, y a costa de grandes sacrificios por parte de sus organizadores, el campeonato mundial de fútbol se instalaba en Sudamérica.

Esta oportunidad era de Chile, un largo país extendido de norte a sur sobre la costa del Pacífico que sólo ocasionalmente | logró destacarse en materia deportiva.

En las rondas eliminatorias a la | Argentina le tocó enfrentarse con Ecuador, jugándose un partido en Guayaquil y otro en Buenos Aires. El trámite le resultó muy fácil porque se impuso en ambas ocasiones por resultados abultados: 6 a 3 y 5 a 0.

Fueron los últimos partidos que jugó como seleccionado el puntero derecho Corbatta, logrando tres de los once tantos.

El equipo no tenía las grandes figuras de otras épocas, pero contaba con un terceto defensivo integrado con Roma, Navarro y Marzolini al que no era fácil hacerle goles, y con dos suplente.

Domínguez y Ramos Delgado – que estaban a la misma altura de los titulares. En el ataque se distinguía especialmente el ala izquierda, formada por Sanfilippo y Belén, y en el resto del conjunto aparecían Sainz, Sacchi, Páez, Facundo, Oscar Rossi, Sosa, Pando, Pagani, Oleniak y Rattin (Jugó. un solo partido). La actuación en Chile fue poco convincente y Argentina fue eliminada después de los octavos de final, cuyos partidos los jugó todos en el estadio de Rancagua.

El primero, contra Bulgaria, se ganó por 1a0, con gol de Facundo. pero de inmediato se perdió por 3a1 frente a Inglaterra, logrando Sanfilippo el único tanto argentino. El último partido se disputó contra Hungría y sólo se consiguió empatar sin goles, de manera que Argentina no alcanzó a clasificarse y quedó eliminada. No era el único equipo al que le tocaba adelantar su regreso.

Casi de inmediato lo harían la misma Hungría, Inglaterra y Rusia.

Los húngaros habían sucumbido ante los checoeslovacos, que los derrotaron por 1 a 0, y los rusos habían perdido por 2 a 1 frente a los chilenos. En cuanto a Inglaterra seguía sin poder hacer honor a su vieja tradición futbolística y era nuevamente eliminada de un campeonato mundial, ajusticiada en esta oportunidad por el campeón de 1958, Brasil, que la derrotó por 3 a 1.

En Chile se había hecho también presente España, pero le tocó el mismo grupo en que estaban Brasil y Checoeslovaquía y no pasó de los octavos de final, en tanto que Suecia, finalista en 1958, ni siquiera había logrado clasificarse.

México conoció la misma suerte de España al corresponderle idéntico grupo, en tanto que el viejo campeón de la década del 30, Italia, hacía un papel definitivamente pobre. Tampoco le fue muy bien al equipo alemán, conducido por tercera vez consecutiva por quien amenazaba con convertirse en un personaje legendario, Sepp Herberger.

El primer partido lo jugó justamente contra Italia, pero el resultado fue un decepcionante 0 a 0.

En el segundo encuentro el rival fue Suiza y entonces las cosas anduvieron mucho mejor. Alemania triunfó por 3 a 2. Llegó entonces uno de los mejores y más dramáticos partidos que se vieron en este mundial, teniendo como protagonistas a Chile y Alemanía, en el gran estadio de Santiago.

Allí se dieron cita 70.000 chilenos para alentar entusiastamente a su equi» po, gran favorito en las apuestas por su condición de local y porque los alemanes no habían demostrado estar en condiciones óptimas, por lo menos similares a las de 1954.

Fueron de nuevo las tácticas y cambios que decidía Herberger los que le dieron la victoria al conjunto germano. A Horst Szymaniak, delantero por excelencia, lo hizo jugar en la defensa, mientras que a Schnellinger le daba el papel de líbero.

A partir de ese esquema se confiaba de nuevo en las bondades del contragolpe, sabiendo que los chilenos se mantendrían constantemente en el ataque.

El plan funcionó: los chilenos no pudieron quebrar a la defensa alemana y Szymaniak y Seeler lograron dos goles para el conjunto alemán.

En Alemania se empezó a soñar con la repetición de lo que había ocurrido en Suiza ocho años antes, pero esas ilusiones se desvanecieron muy rápidamente, y en el mismo estadio de Santiago. En ese escenario, Alemania debía enfrentarse ahora con Yugoeslavía, a quien había derrotado tanto en Suiza como en Suecia. En esta ocasión las cosas fueron distintas y a Alemania le tocó vivir, pero al revés, lo que había experimentado en el pasado.

Faltaban apenas cinco minutos para que terminara el partido y el resultado se mantenía igualado sin goles, cuando el veloz Radakovic tomó de sorpresa un pase de Galic y colocó la pelota en la red. Brasil, por segunda vez consecutiva, Obtuvo el título de campeón mundial, a pesar de no contar con Pelé, quien, lesionado, debió contentarse con el papel de espectador. En las semifinales, Brasil derrotó a Chile por 4 a 2, mientras que Checoeslovaquia triunfó sobre Yugoeslavia por 3 a 1.

El partido final mostró un excelente nivel de juego que no decayó en ningún momento, ni en calidad ni en ritmo, imponiéndose finalmente Brasil por 3 a 1. El espectáculo culminó con un insólito acto de confraternidad deportiva, porque los checos fueron invitados a dar la vuelta olímpica junto con el equipo vencedor, y los dos conjuntos trotando alrededor de la cancha brindaron otro momento inolvidable en la historia de los campeonatos mundiales.

Resumen de la Copa del Mundo Suecia 1958

MUNdial 1958
Campeón
SUECIA

Después de 24 años de reiteradas ausencias, la Argentina se hizo presente en el campeonato mundial de 1958, disputado en Suecia, En la rueda clasificatoria, a través | de octubre de 1957, debió enfren. tarse con Bolivia y Chile, triun| fando en tres de los cuatro partidos que se disputaron, los dos últimos en Buenos Aires.

En Suecia su actuación fue muy mediocre, perdiendo el primer partido contra Alemania por 3a1, ganando el segundo a Irlanda del Norte por el mismo resultado, y sufriendo finalmente el gran de| sastre ante Checoeslovaquia que la derrotó por 6 a l.

Sin embargo, Argentina concurrió a ese mundial con algunos de los mejores jugadores que han pasado por sus equipos profesionales, de manera que la selección titular se presentó la mayoría de las veces integrada con: Carrizo, Dellacha y Vairo; Lombardo, Rossi y Varacka; Corbatta, Ávio (o Prado), Menéndez, Labruna y Cruz (Zárate en las eliminatorias). Vale la pena destacar, con respecto a Corbatta, que continúa siendo hasta el momento el máximo goleador argentino en campeonatos mundiales, ya que obtuvo 9 goles, 6 de ellos en ese mundial de 1958.

En cuanto al campeón de 1954, : Alemania, se presentó en Suecia con las esperanzas lógicas de retener su título, llevando siempre como entrenador a Sepp Herberger.

Las principales dificultades las tuvo Herberger con algunos de «los héroes de Berna» con quienes esperaba contar nuevamente. Fritz Walter, por ejemplo, había renunciado dos veces, hasta que lo convencieron para que volviera, pero los dolores de cabeza más grandes los proporcionó justamente Helmut Rahn, el del gol de la victoria. Rahn había empezado a beber y Herberger lo mandó a un curso de rehabilitación en Munich, pero su éxito fue relativo y Rahn tuvo después un accidente automovilístico y problemas posteriores con la policía. Fue eliminado del seleccionado, sin embargo Herberger tuvo tanta paciencia que, cuando empezó el campeonato, Rahn estaba en el equipo. Y fue justamente Rahn el que consiguió el empate contra la Argentina — Alemania iba perdiendo 1 a 0 – y después el tercer gol alemán en el mismo partido. También le dio los empates contra Checoeslovaquia e Irlanda del Norte y, por último, el triunfo frente a Yugoeslavia, en el encuentro por los cuartos de final jugado en Malmó.

Se empezó a hablar del «héroe de Suecia», como antes lo había sido de Suiza, pero el destino había previsto las cosas de manera muy distinta. La fortuna se dio vuelta en el estadio de Góteborg. cuando Alemania debió jugar contra la selección sueca. Ese día las cosas no funcionaron para nada para el once de Herberger, y el partido se perdió por un decisivo 3 a 1, inapelable.

Los 53.000 espectadores suecos provocaron con sus gritos una verdadera histeria colectiva, atronando con el «heya-heya», a un punto tal que los alemanes perdieron totalmente el control, no sólo del juego sino también de su conducta.

El nerviosismo culminó con un foul muy feo que le cometió Juskowiak a Hamrin, lo que provocó su inmediata y justificada expulsión.

Para el campeón de 1954 este mundial estaba prácticamente terminado. En el partido contra Francia tenían todavía la posibilidad de obtener un honroso tercer puesto, pero carecían ya de las condiciones físicas y anímicas para poder lograrlo. Sufrieron una derrota muy terminante – 5 a 3 – pero ese resultado no asombró a nadie.

El regreso a Alemania de ese equipo totalmente desmoralizado resultó muy distinto al de aquél de Suiza, apenas cuatro años antes. Pareció más bien una huída, a tal punto que ni siquiera se presentó al tradicional banquete de despedida, una mala costumbre de los derrotados que se vería después también otras oportunidades. La decepción del once alemán con motivo de sus últimas derrotas era muy grande, pero no justificaba esa actitud, como tampoco se justificarían las otras del futuro.

Ante la alegría de todo el país, los suecos se dispusieron a jugar el partido final, pero sabiendo de
antemano que su suerte estaba echada ante un rival que había iniciado su carrera ascendente hacia la gloria futbolística. Había llegado el turno del Brasil, el tercero de los grandes exponentes del tútbol sudamericano.

El triunfo que se les había escapado en Maracaná lo tenían ahora a su entera disposición. Llegaban al partido final como verdaderos campeones, después de una campaña impresionante, y su victoria definitiva, por 5a2, no asombró a nadie, ni a los mismos suecos.

El arte futbolístico de los brasileños no tenía parangón, y su soberana supremacía era reconocida sin limitaciones en todo el mundo. A sus equipos se les podía hacer goles, pero ellos hacían muchos más, con un juego de una precisión y una sutileza extraordinarias. Todo había nacido en el sur del Brasil, con el equipo del Santos, el puerto cercano a San Pablo, y con la presencia de un muchacho de 18 años que se llamaba Edson Arantes do Nascimento, a quien se conocería después como Pelé, el más grande jugador de fútbol de todos los tiempos.

En Suecia surgió su estrella, desde el momento mismo en que se lo hizo entrar en un partido de grupos, contra Rusia. Su juego deslumbró como sólo puede hacerlo un artista, en todos y en cada uno de los partidos, hasta que en la final frente a Suecia logró dos de esos goles que será imposible olvidar. Brasil era, por fin, el nuevo Campeón Mundial

Resultados del Mundial Suecia 1958

GRUPO 1

Argentina-Alemania 1-3 (1-2)
Alemania-Irlanda del Norte 1-0 (1-0)
Checoslovaquia-Alemania 2-2 (0-1)
Argentina-Irlanda del Norte 3-1 (1-1)
Alemania-lrlanda del Norte 2-2 (1-1)
Argentina-Checoslovaquia 1-6 (0-3)

EquipoJGEPPts
1Alemania31204
2Irlanda del Norte31113
3Checoslovaquia31113
4Argentina31022

GRUPO 2

Francia-Paraguay 7-3 (2-2)
Yugoslavia-Escocia 1-1 (1-0)
Paraguay-Escocia 3-2 (2-1)
Francia-Yugoslavia 2-3 (1-1)
Francia-Escocia 2-1 (2-0)
Yugoslavia-Paraguay 3-3 (2-1)

EquipoJGEPPts
1Francia32014
2Yugoslavia31204
3Paraguay31113
4Escocia30121

GRUPO 3

Suecia-México 3-0 (1-0)
México- Gales 1-1 (1-1)
Hungría-Gales 1-1 (1-1)
Suecia-Hungría 2-1 (1-0)
Suecia-Gales 0-0 (0-0)
México-Hungría 0-4 (0-1)

EquipoJGEPPts
1Suecia32105
2Gales30323
3Hungría31113
4México30121
DESEMPATE: GALES 2 (0) – HUNGRÍA 1 (1)

GRUPO 4

Brasil-Austria 3-0 (1-0)
Inglaterra-URSS 2-2 (0-1)
Brasil-Inglaterra 0-0 (0-0)
Austria-URSS 0-2 (0-1)
Inglaterra-Austria 0-2 (0-1)
Brasil-URSS 2-0 (0-1)

EquipoJGEPPts
1Brasil32105
2URSS31113
3Inglaterra30303
4Austria30121
DESEMPATE: URSS 1 (0) – INGLATERRA 0 (0)

Cuartos de Final

Alemania: 1 – Yugoslavia: 0
Suecia: 2 – URSS: 0
Francia: 4 – Irlanda del Norte: 0
Brasil: 1 – Gales: 0

Semifinales

Brasil: 5 – Francia: 2
Suecia: 3 – Alemania: 2

Final

Brasil: Gilmar, D. Santos, Bellini, N. Santos, Zito, Orlando, Garrincha, Didí, Vavá. Pelé y Zagalo.

Suecia: Svensson, Bergmark, Gustavsson, Axbom, Borjesson, Parling, Hamrin, Gren, Simonsson, Liedholm y Skoglund.

Brasil: 5 (Vavá 2 , Pelé 2, Zagalo 1)
Suecia: 2 (Liedholm, Simonsson).

Arbitro: M. Guigue (Francia).

CAMPEÓN BRASIL

Puedes leer aquí: Como fue el Mundial de Suecia 1958.

El Equipo Ideal del Mundial Suecia 1958

Los periodistas deportivos en la Copa del Mundo Suecia 1958, realizaron la votación para formar la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La formación ideal de 1958 fue la siguiente:

  • Yashin (URSS)
  • Bergmark (Suecia)
  • Bellini (Brasil)
  • Nilton Santos (Brasil)
  • Bianchflower (Irlanda)
  • Didí (Brasil)
  • Kopa (Francia)
  • Garrincha (Brasil)
  • Fontaine (Francia)
  • Pelé (Brasil)
  • Skoglund (Suecia)

Puedes leer aquí: Como era el Balón del Mundial Suecia 1958

El Mundial de Suecia 1958

Con una excepcional promoción de futbolistas, seguramente la mejor que ha dado en todos Ios tiempos, Brasil, el sexto, convocado en Suecia, iba a vencer y convencer en el certamen de 1958.

La Copa repetía sede en Europa y, por primera vez, una selección extracontinental se quedaría con ella. El Mundial era ya un acontecimiento de enorme trascendencia deportiva, tanta como los Juegos Olímpicos y aún más importante que éstos para muchos países.

Cuatro equipos latinoamericanos llegaron a la fase final que, como en Suiza, se jugaba por el sistema de liga en los octavos y por el de copa, a un partido, en lo sucesivo.

De América, la novedad era el regreso de Argentina, ausente de los tres torneos anteriores; con ella, estaban México, clasificado en la zona de la Concacaf,y Paraguay, que había logrado participación imponiéndose 5-0 en Asunción a un Uruguay en acusado declive.

Brasil, el cuarto de la región, llevaba en sus filas a un muchacho de diecisiete años que, hasta los treinta y siete, el momento de su retiro, haría un suceso de cuanto partido disputara: el número 10 del conjunto titular, un tal Pelé.

La matricula total era de 53 países y de los 16 clasificados (dos de oficio, Suecia y Alemania Federal), 12 fueron europeos. Entre ellos, la Unión Soviética, campeona olimpica en Melbourne, que en su primera tentativa mundialista iba vencer a Inglaterra en partido de desempate y pasar a los cuartos de final. Concurrieron las cuatro selecciones del Reino Unido, que habían estado separadas en la serie eliminatoria. Faltaban, en cambio, los italianos, viejos campeones del Mundo que, como Uruguay no pudieron subsistir a la fase preliminar.

El grupo 1 deparaba el inesperado hundimiento de Argentina, uno de los candidatos a ganar la Copa. En realidad, el fútbol albi-celeste no estaba preparado para la severidad del Campeonato, por desórdenes organizativos y la invariable expatriación de sus grandes figuras. Los argentinos habían recurrido a Angel Labruna, un glorioso veterano de 40 años de edad que tenia el cometido de sostener, a clase y corazón, el rendimiento del equipo. Cayeron 3-1 ante Alemania Federal y vencieron con idéntico marcador a Irlanda del Norte; por fin, Argentina quedaba fuera del torneo tras recibir de Checoslovaquia la derrota más contunden te de toda su trayectoria internacional: 6-1.

Francia se insinuaba como animadora del certamen, con triunfos sobre Paraguay, 7-3, y Escocia, 2-1. Los franceses, que tenían en el entendimiento Kopa-Fontaine un arma cargada de muchos goles, lograban el primer puesto en el grupo 2, pese a perder 3-2 con Yugoslavia.

No hubo cabezas de serie en las liguillas iniciales, que eran de cuatro selecciones cada una, se resolvian a puntos tras jugar todos contra todos y daban pase a los cuartos de final al primero y el segundo. En el grupo 3, los clasificados fueron Suecia y Gales, que aventajaron a Hungria y México. Los húngaros no tenían ya el fútbol futurista de 1954; de entonces, conservaban a Boszik, Hidegkut y el arquero Grosics. lgualaron con Gales, 1-1; fueron derrotados 2-1 por Suecia, y le ganaron por último a México, 4-0. Obligados al desempate con Gales, cayeron 2-1. Era tanta su decadencia y tan poco atractivo su juego, que sólo 2.823 espectadores, la más baja asistencia del torneo, estuvieron en el partido de despedida de Hungría.

Brasil obtenía con relativa facilidad el primer lugar del grupo 4, aunque empataba 0-0 con Inglaterra. Sin Pelé, Garrincha ni Vavá, los brasileños habían batido en su presen tación 3-0 a Austria. El centro delantero Vavá hubo de realizar ante los ingleses la función creadora del ausente Didí, y sólo volvió a su genuino cometido de gol eador frente a los soviéticos, a quienes marcó los tantos de la victoria de su equipo. Para el partido con la URSS -que tuvo, en el estadio de Gotemburgo, la mayor concurrencia de público del Mundial, 51.000 personas- el entrenador Vicente Feola dio por fin entrada a Pelé, que estaba relegado por lesión. Pelé reemplazó a Altafini, Garrincha a Joel y Zito a Dino Sani, configurándose por primera vez la famosa alineación que iba a conquistar la Copa. EI resultado, 2-0, fue inexpresivo del completo dominio brasileño del juego.

Sin embargo, iba a estar Altafini, y no Vavá, en el partido de cuartos de final que Brasil disputó con Gales, también en Gotemburgo. Los galeses, que no contaban con su astro, John Charles, opusieron defensa cerrada y férrea marcación, dificultando los movimientos de los sudamericanos. La primera parte terminó sin goles y, en la segunda, Pelé anotó el único tanto del encuentro. Mientras, os alemanes superaban a Yugoslavia en Malmo, también 1-0, en áspero juego. Una epidemia de ictericia había desmembrado la selección campeona del Mundo y Alemania Federal, que de catorce partidos previos al torneo había ganado sólo tres, no lucía la potencia de cuatro años antes. Del equipo vencedor de Hungría quedaban solamen te Schaefer, Rahnn y el capitán, Fritz Walter, éste ya con 37 años. El técnico alemán, Sepp Herberger -llamado el Zorro, por la astucia con que escondió en Suiza hasta casi el partido final el auténtico poderío de su equipo- iba a tener por delante una larga tarea de recuperación del fútbol de la República Federal. Ya había descubierto, para llevarlo a Suecia, a un temerario e impetuoso centro delantero, Uwe Seeler, pero no le fue suficiente con él. En 1958, Alemania quedar ía en cuarto lugar, tras ser derrotada en semifinales por la selección sueca y por Francia en su última presentación.

Suecia había vencido en cuartos de final a la URSS, 2-0, en tanto que en Norrköping, Francia conseguía una goleada, 4-0, sobre Irlanda del Norte. Just Fontaine marcaba allí dos veces e iba a ser, con trece tantos, el máximo goleador del torneo y de los doce Mundiales vistos ese momento. Fontaine había nacido en Marruecos, en 1933, y fue veinte veces internacional, convirtiendo 30 goles en total. Ganó en Francia el Campeonato de Liga con el Stade Reims y el de Copa con el Niza. Para el, el gol era un acto de creación, y su fuerte era el remate de media distancia. Cuando abandonó la práctica del fútbol se hizo entrenador y estuvo en dos oportunidades a cargo de la selección de su país.

Puedes leer aquí: Cual fue el balón del Mundia de Suecia 1958.

La portentosa eficacia de Fontaine estaba multiplicada en el Mundial de Suecia por el inteligente desempeño de Kopa, el mejor jugador francés de todas las épocas hasta el surgimiento de Michel Platini. Kopa, de baja estatura, liviano y elástico, era el cerebro del equipo y generador del fútbol de a taque. Junto a Di Stéfano, Rial y Gento formó en la línea delantera del Real Madrid hegemónico en las confrontaciones europeas de clubes y contribuyó a ganar tres de las cinco Copas continentales del conjunto español.

Nacido Raymond Kopaszewski, en 1931, era hijo de inmigran tes polacos en Francia; debutó en la selección hacia 1952, con un triunfo en París sobre Alemania, ya ella volvió, cedido por el Madrid -en el que jugaba desde 1956- para el Mundial de Suecia.

Alfredo Di Stéfano ha incluido recien temente el nombre de Kopa en una hipotética delantera ideal con figuras de toda la historia del fútbol. Kopa arrebató a Vavá las preferencias de los periodis tas al vo tarse los principales jugadores del torneo de 1958. En realidad, el estilo de ambos no era el mismo y sólo tenían en común el número 9 que llevaban a la espalda. Kopa era organizador, y Vavá un ariete que debía ser apartado de toda otra misión que no fuera marcar goles.

Vavá tenía singular instin to para buscar brechas en las defensas rivales y notoria habilidad para abrirlas. Campeón del Mundo en 1958 y 1962, disputó veinte partidos con la selección brasileña y anotó catorce veces. Fue más tarde contratado por el Atlético Madrid y, de regreso en Brasil, fichó por el Palmeiras. Ha sido más recientemente suxilier técnico de la selección de su país, tarea que repetirá en el Mundial de México.

Brasil estrenaba en Suecia el 4-2-4, aunque la fórmula podia transformarse en 4-3-3, con el puntero Zagalo en apoyo de la línea media. Brasil había sido cinco años antes víctima del 4-2-4, en la Copa América celebrada en Perú, que la selección paraguaya obtuvo con esa disposición táctica. Entonces, el entrenador Vicente Feola se apropió del hallazgo.

La marcación de zona favorecía el juego de los brasileños y en la semifinal, Francia cometió el error de optar por ella. Ambos equipos, los que măs espectácuio daban en el torneo, se enfrentaron en Estocolmo y Vavá puso en ventaja a Brasil; servido hábilmente por Kopa, Fontaine empató. Pero, con diez jugadores por lesión de Jonquet, los franceses no pudieron, impedir la superioridad de Brasil, que triunfó ampliamente, 5-2.

La posición alcanzada por Francia en la tabla definitiva del Mundial de 1958 hizo justicia a su muy digno desempeño. Logró el tercer puesto en Estocolmo venciendo 6-3 a Alemania Federal, y el insaciable Just Fontaine, que allí añadía otros cuatro goles a su expediente personal, fue paseado en andas por compañeros y público.

Los alemanes habían caído en Gotemburgo ante Suecia, tras ir por delante con gol de Schaefer. Skoglund, uno de los mejores hombres del equipo local, igualó antes del descanso, y en la segunda etapa fue expulsado el zaguero alemán Juskowiak. La RFA recibió dos tantos más y perdió la semifinal, 3-1.

Brasil era el favorito al llegar el dia del desenlace; por su parte, los suecos querían intentar el desquite de la goleada sufrida ocho años antes en Maracaná. El fútbol de Suecia, gran exportador de jugadores hacia Italia y España, había aceptado el profesionalismo, dejando sola a Dinamarca en la defensa a ultranza del deporte amateur. El seleccionador, George Raynor, pudo tener para el Mundial a Gustavsson y Hamrin, que pertenecían a clubes italianos, y en el equipo nacional sueco, potente, disciplinado y de buen nivel de juego, destaca ban asimismo Bergmark en la defensa, Gren en la creación de ataque, y Skoglund, el puntero izquierdo.

El público local apoyaba incondici onalmen te a su selección, que tuvo el mayor número de seguidores del torneo, 232.000 en total. La lluvia había cesado al aparecer el 29 de junio los finalis tasen el estadio de Estocolmo. Pero el suelo estaba blando por el agua caída durante la noche y la mañana y se cre ía que esas condiciones no eran favorables a Brasil. A la orden del árbitro francés, Guigne, los brasileños comenzaron al ataque y el sueco Gren se retrasó a su retaguardia. A los cinco minutos, Gren cedió a Leidholm, tras jugada nacida en el área sueca, y éste, desprendiéndose de su marcador, abrió la cuenta con fuerte disparo.

El público-49.737 personas, de estar a las localidades vendidas- explotó en aclamaciones, sin necesidad de la intervención del grupo de chicas uniformadas que, a la usanza norteamericana, tenian el cometido de mantener animación en las tribunas. Los aficionados suecos aguardaban el eventual desconcierto de Brasil, que nunca en el torneo había sido puesto en desventaja.

El equipo brasileño, sin embargo, conservó en orden sus piezas, siempre dispues tas en 4-2-4 y, fundamental men te, el control del medio campo. Sólo le tomó cuatro minutos empatar; el tanto fue de Vavá, tras una escapada de Garrincha. En el minu to 32, en jugada idéntida a la anterior y con los mismos protagonistas, Brasil marcó el segundo.

Los jugadores suecos parecian cansados al empezar el complemento. Djalma Santos que sustituía a De Sordi- y Orlando contenían los avances de Suecia, que abría su juego a las puntas. Zagalo cedió a Pelé; éste pasó la pelota sobre Parling y, a espaldas del defensor sueco, la golpeó en el aire y obtuvo un espléndido gol. El cuarto fue de Zagalo; y Suecia pudo descontar, pero fue en seguida evidente que se entrega ba. Lo demás sería un brillante espec táculo con un solo actor, la selección de Brasil. Pelé marcó el quinto sobre la finalización del partido. En su sexta presentación en los Mundi al es, Brasil obtenía la copa y no dejaba dudas de la legitimidad de su conquista. Ganaba el mejor, y el público lo reconocía con una ovación.