El Equipo Ideal del Mundial Chile 1962

Los periodistas deportivos en la Copa del Mundo Chile 1962, realizaron la votación para formar la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La formacion ideal de 1962 fue la siguiente:

  • Schroif (Checoslovaquia)
  • Djalma Santos (Brasil)
  • Baldini (Italia)
  • Schnellinger (Alemania)
  • Zito (Brasil)
  • Masoputs (Checoslovaquia)
  • Garrincha (Brasil)
  • Toro (Chile)
  • Vavá (Brasil)
  • Meski (URSS)
  • Amarildo (Brasil)
  • Meski (URSS)

Puedes leer aquí: Como era el Balón del Mundial Chile 1962.

El Mundial de Chile 1962

Brasil era en 1962 el adversario a batir y la URSS el desafiante. Los brasileños presentaron el equipo campeón del Mundial en Suecia 4 años antes, e iban a salvar con suficiencia la baja de Pelé, que sufrió un tirón muscular en el primer partido y no pudo volver a participar. El respeto por los soviéticos se debía a su conquista en 1960 de la Copa Europea de Naciones y sus victorias sobre Chile, Argentina y Uruguay en una jira realizada a finales de 1961 por América del Sur.

Las tácticas defensivas dominaron el séptimo Mundial, y el promedio de goles, 2,78, cayó abruptamente en relación con todas las convocatorias previas. La calidad escaseó y abundaron las agresiones al rival. El espectáculo, pues, fue mediocre, pero excelente el resultado económico. Chile, que se recobraba de un devastador terremoto, edificó nuevos estadios y fue un organizador eficaz. La recaudación iba a ser de casi cuatro millones de dólares, la mayor suma obtenida hasta entonces de un Mundial; medio millón correspondió a un solo partido, el que enfrentó a Brasil y Chile en semifinal.

La Unión Soviética debutó en Arica imponiéndose 2-0 a Yugoslavia, en encuentro de desarrollo violento. Un legendario golero mundialista, Lev Yashin, estaba en el arco soviético; la selección de la URSS, que llegaba a Chile con ocho triunfos internacionales consecutivos, iba a terminar primera en el grupo 1. Aunque en su segunda presentación cedió el empate a Colombia, 4-4, y aún ganándole, 2-1, no fue superior a Uruguay en la tercera.

La selección uruguaya estaba falta de energía e ideas en 1962 y excedida de directo res técnicos, que eran tres; entre ellos, Juan López, en el cargo desde 1950. La experiencia y humanidad de Juancito López, entrenador de los campeones de Maracaná, no bastaron a la clasificación del equipo, y la garra esa vez no funcionó.

Uruguay tuvo resultados catastróficos en su preparación; perdió 3-0 ante Checoslovaquia, en Praga, y 5-0 con los soviéticos, en Moscú. Frente a la selección argentina, en el Centenario, se vio de cerca que no había realizadores en el ataque, y hubo de ser un defensa, Emilio Alvarez, quien empatara 1-1 de cabeza al ejecutarse un córner. Después de un agónico 2-1 sobre Colombia, en su primer compromiso del Mundial, Uruguay fue superado ampliamente en juego y tanteador, 3-1, por los yugoslavos de Dragoslav Sekularac, un endemoniado volante ofensivo que no permitió el juego de la línea media celeste, mientras él lo hacía todo, hasta la desmesura. Alli, Cabrera se hizo expulsar, por evidente agresión a Popovic.

Se descontaba la victoria yugoslava sobre Colombia -como efectivamente ocurrió, 5-0- y los uruguayos, que probaban distintos delanteros sin mejorar el rendimiento del equipo, fueron al encuentro con la URSS obligados a ganar; pero fallaron. Mamikin puso a los sovieticos en ventaja e igualó Sasía. Entonces, Eliseo Alvarez se lesionó. Eliseo Alvarez era un buen centrocampista, y en una solución improvisada se le había puesto a marcar la punta derecha, ya que la dirección técnica colectiva no confiaba para el puesto en ningún auténtico marcador. Eliseo Alvarez volvió a la cancha en una pierna, e inútil para el juego; los soviéticos se lanzaron así por su sector. Uruguay, sin embargo, levantó su fütbol y por momentos dominó al rival. Tres disparos dieron contra la madera del arco de Yashin y sólo en el último minuto, cuando arreciaba el ataque uruguayo, Ivanov consiguió de contragolpe el segundo gol para la URSS. 2-1, y la celeste estaba fuera del torneo.

En el útimo Mundial de Sepp Herberger como seleccionador, Alemania Federal alcanzaba el primer puesto en el grupo 2, de Santiago, con empate a cero con Italia y triunfos sobre Suiza, 2-1, y Chile, 2-0. La segunda plaza para los cuartos de final se la adjudicaba Chile, que venció 3-1 a Suiza y luego 2-0 a Italia, en el partido más duro y sucio de ese certamen recargado de intención y acción extradeportivas.

La prensa local había enrarecido el clima del encuentro con ataques a los italianos a causa del agravio a la mujer chilena que a su entender se desprendía de un reportaje frívolo publicado en Roma. A Italia no le faltaban figuras, ya que el brasileño Altafini y los argentinos Maschio, Angelillo y Sivori, y también Gianni Rivera, un estilista de 18 años, estaban en su plantel. Pero no tuvo, en el estadio Nacional, ocasión de lucirlas. El partido fue una guerra y el trío arbitral no se atrevió a la neutralidad, Ferrini y David fueron expulsados al reaccionar contra claras agresiones y, con nueve hombres, Italia intentó cerrar su catenaccio – o candado, una novedad hiperconservadora del torneo, con un líbero cubriendo huecos en toda la retaguardia y sólo dos, o a lo sumo tres atacantes, y a veces no más que uno-pero Ramírez y Toro anotaron.

Brasil empataba en Viña del Mar con Checoslovaquia, 0-0, y con previa victoria sobre México, 2-0, y posterior sobre España, 2-1, sumaba cinco puntos y triunfaba en el grupo 3. Alli, España tenía una legión tanto o más extranjera que la italiana, con un argentino, Di Stéfano; un húngaro, Puskas; un paraguayo, Eulogio Martinez; un uruguayo, Santamaría, y un director técnico, Helenio Herrera, que no se sabía cuántas nacionalidades acumulaba. Poco hicieron los españoles con su acopio de astros. Su mejor desempeño fue ante Brasil, pero se les anuló un gol cuando iban en ventaja y perdieron finalmente el partido. Checoslovaquia, con sólo tres puntos y dos tantos a favor, resultaba el segundo clasificado del grupo.

Hungria e Inglaterra ganaban en el grupo 4, de Rancagua. Inglaterra, única selección del Reino Unido presente en el Mundial de Chile, tuvo mejor goal-average que Argentina, con la que terminaba igualada a tres puntos. Los argentinos, con 1-0 frente a Bulgaria, y derrotados 3-1 por los ingleses, fracasaron en su última oportunidad al empatar a cero con Hungría. El equipo argentino había adoptado el contragolpe, aunque el sistema del técnico Juan Carlos Lorenzo dejaba aislados adelante a dos rematadores, cuando no a uno solo, Sanfilippo; recibió tres goles en la serie y solamente anotó dos.

Brasil, que no más de lo indispensable habia hecho de momento, se desató en los cuartos de final con una brillante demostración, de la que Ingalterra fue víctima. La primera etapa terminaba 1-1, pero Garrincha -autor del primer tanto brasileño- era imparable en la sequnda. Sirvió el 2-1 a Vavá y, en culminación de su gran tarde, marcó el tercero con un disparo a distancia y envenenado de efecto.

Manoel Dos Santos -Mané, en su casa de Pau Grande- tenia una pierna corta y la columna vertebral defectuosa, consecuencias ambas de una poliomielitis padecida en la infancia. Caminaba ladeado y recordó a alguien el andar de un pájaro, el garrincha. Yelnombre de esa rara ave tropical iba a quedar en la historia del fútbol internacional, Garrincha era el séptimo hijo de un vigilante nocturno de locales industriales y sólo sabía jugar fútbol. Pero, a la vista de su apariencia, que en nada era atlética, ningún club lo aceptaba.

Por último, un amigo con influencias lo introdujo en el Botafogo, de Río, y tuvo su primer partido oficial en 1953, a la edad de dieciocho años. Garrincha borraba en la cancha sus limitaciones físicas con una disposición pardójicamente natural para la práctica del fütbol. Era espontáneo e intuitivo y, desde luego, heterodoxo. Pero pocos como él para el dribbling y el desborde repentino de los marcajes.

Garrincha sobresalió junto a Pelé en el Mundial de 1958 y fue claro protagonista del triunfo brasileño en 1962. Didí, el constructor del juego de la selección de la CBD, definió quizás con justeza el peligro que anidaba en los pies de Garrincha: «En su día bueno y con la pelota dominada a treinta centímetros de la banda-dijo de él- nadie podía detenerlo».

Campeón de Brasil en 1957 con el Botafogo, la inclusión de Garrincha en el equipo nacional fue, sin embargo, objeto de criticas al seleccionador, Vicente Feola. Aunque al regreso de Suecia, con la Copa conquistada, la popularidad del puntero derecho era inmensa. El público se hechizaba con su pasmosa habilidad e individualismo. Fue 46 veces internacional y marcó once goles; la clásica jugada de Garrincha era el pase retrasado desde la línea del córner, para que otro cualquiera ano tara. La decadencia lo sorprendió en el Mundial de Londres, donde Brasil fue eliminado en la primera ronda con una alineación eviden temen te envejecida.

Hacia 1973, después de arrastrar penosamente su gran fama por varios clubes de Río de Janeiro, tuvo, en todo caso, una despedida apoteósica. Casi 125.000 personas asistieron en el estadio de Maracaná a un partido pactado entre Brasil y una selección mundial. Garrincha, que perdió rápidamen te el dinero ganado en el fütbol y tuvo momen tos de verdadera miseria económica, murió en 1983, a los 48 años.

Chile había viajado a Arica para su compromiso de cuartos de final con la URSS y salvó la prueba 2-1, con goles de Leonel Sánchez y Rojas; el puntero Chislenko anotó para los soviéticos.

En la capital, los habilidosos y duros yugosilavos dejaban el aliento para derro tar 1-0, casi sobre el final, a Alemania Federal. Y en Rancagua, Checoslovaquia -que casi siempre tuvo el pronóstico en contra y perdió la única vez en que fue favorita, ante México, en la liguilla inicial- resistía el control del juego y las situaciones de riesgo creadas continuamente por Hungría, para ganar de contraataque y de nuevo con un solo gol.

Los checos fueron el equipo revelación del Mundi al y casi prototipo del fútbol que comenzaba a prevalecer en ese tiempo. No lo fueron por espectáculo, que el suyo era insípido y aún desalentador, Sino por sus escuetos resultados y el bloque netamente defensivo que presentaban. Tenían un excelente guardame ta, Schroif, votado para la sel ección ideal del Campeonato, y un volante de gran calidad, Masopust, que estaba por lo habi tual en su retaguardia, pero aparecia súbitamente en terreno contrario, conduciendo los oportunistas contragolpes de su selección. Masopust, que en tonces tenía 31 años, obtuvo el Balón de Oro al mejor jugador europeo de 1962.

La estrategia checa de cierre y zarpazo acabó también, en Viña del Mar, con la marcha ascenden te de Yugoslavia. Tras destruir el juego atacante yugoslavo, los checos se imponian en partido de semifinal con el marcador más abul tado que consiguieron en el torneo, 3-1. Kadraba y Scherer, éste con dos tan tos, anotaron para el vencedor, y Jerkovic, goleador del Mundial, para Yugoslavia.

Los jugadores de Brasil saltaron al césped del estadio Nacional de Santiago desplegando una gran bandera chilenay con flores que arrojaban a las tribunas. Estaban advertidos por el violento tratamien to que se había aplicado a los italianos y encaraban con relaciones públicas el encuentro semifinal.

76.594 personas, la mayor concurrencia del Mundial de 1962, pasaron por boleterías para seguir el choque Chile-Brasil. La recaudación, medio millón de dólares, fue la octava parte de todo el dinero ingresado en los 32 partidos del certamen.

Nunca antes Chile había tenido mejor selección; un conjunto estrechamente compenetrado, con algunos de los grandes jugadores sudamericanos del momento, como el golero Escutti, los volantes Rojas y Toro, y el puntero Leonel Sánchez. El técnico, Fernando Riera, se habra formado en Europa y preparaba el equipo desde casi el ins tan te en que se dio a su país la organización del séptimo torneo Mundial.

Los chilenos estaban mentalizados para luchar y no se entregaron ante los dos goles de Garrincha que, sobrado de inspiracion, marcaba en el minuto nueve, desde veinte metros, y aumentaba luego de cabeza. Toro descontó antes del descanso y la decisión se pos tergo. Vava puso el tercero para Brasil en el minuto 47, pero Leonel Sanchez mantuvo las esperanzas de Chile al ano tar de penal. La tensionera casi intolerable y los jugadores apelaban al juego brusco. Landa y Garrincha fueron expulsados y, por ultimo, Vavá resolvió el partido imponiendo el 4-2.

Chile iba a confirmar de inmediato su situación entre los mejores de ese año obteniendo el tercer puesto, con vic toria 1-0 sobre los yugoslavos, tambien en Santiago.

Con serenidad y paso lento, Brasil afrontó la final. De los campeones de 1958 faltaban Bellini y Orlando, suplantados por Mauro y Zózimo, y Amarildo llevaba en préstamo el número 10. Amarildo empató el partido ante Checoslovaquia con un extraordinario gol desde la linea lateral, e hizo olvidar a Brasil la ausencia del titular, Pele. Amarildo Tavares da Silveira jugaba con Garrincha y Zagalo en el Botafogo y aprovechó su primera oportunidad en el Mundial de Chile, ante España, consiguiendo los dos tantos que dieron el triunto a su equipo. Luego, iba a ser virtualmente repudiado por Ios hinchas, que tomaron por deserción su traspaso, en 1963, al fútbol italiano.

Checoslovaquia, que por segunda vez en el torneo tenia que habérselas con Brasil, se adelantaba an tes del cuarto de hora por medio del siempre inesperado Masopust. Los brasileños, sin embargo, no al teraron su juego tranquilo, que era el más conveniente a hombres veteranos como Nil ton Santos, de 37 años, Didi, de 34, y Djalma Santos, de 33. Adelante, Garrincha, Vavá y Amarildo cambiaban de pronto el ritmo y se filtraban con dribblings electrizan tes en la barrera defensiva checa.

La igualada de Amarildo entonó a los brasileños, que se lanzaron a la victoria, con su ataque reforzado por Zagalo y en ocasiones también por Zito. Brasil, que era amplio favorito, sólo se puso en ganancia a los 65 minutos del partido, con cabezazo de Zito. Los checos tuvieron entonces que enviar más iugadores a la delantera, debilitando su dispositivo defensivo. Garrincha escapó por uno de los huecos abiertos a su frente y su tiro fue rechazado por SchrOif a la posiCión de Vavá, el fusilero brasileño, que remató con potencia. 3-1 y final.

Resultados del Mundial Suecia 1958

GRUPO 1

Argentina-Alemania 1-3 (1-2)
Alemania-Irlanda del Norte 1-0 (1-0)
Checoslovaquia-Alemania 2-2 (0-1)
Argentina-Irlanda del Norte 3-1 (1-1)
Alemania-lrlanda del Norte 2-2 (1-1)
Argentina-Checoslovaquia 1-6 (0-3)

EquipoJGEPPts
1Alemania31204
2Irlanda del Norte31113
3Checoslovaquia31113
4Argentina31022

GRUPO 2

Francia-Paraguay 7-3 (2-2)
Yugoslavia-Escocia 1-1 (1-0)
Paraguay-Escocia 3-2 (2-1)
Francia-Yugoslavia 2-3 (1-1)
Francia-Escocia 2-1 (2-0)
Yugoslavia-Paraguay 3-3 (2-1)

EquipoJGEPPts
1Francia32014
2Yugoslavia31204
3Paraguay31113
4Escocia30121

GRUPO 3

Suecia-México 3-0 (1-0)
México- Gales 1-1 (1-1)
Hungría-Gales 1-1 (1-1)
Suecia-Hungría 2-1 (1-0)
Suecia-Gales 0-0 (0-0)
México-Hungría 0-4 (0-1)

EquipoJGEPPts
1Suecia32105
2Gales30323
3Hungría31113
4México30121
DESEMPATE: GALES 2 (0) – HUNGRÍA 1 (1)

GRUPO 4

Brasil-Austria 3-0 (1-0)
Inglaterra-URSS 2-2 (0-1)
Brasil-Inglaterra 0-0 (0-0)
Austria-URSS 0-2 (0-1)
Inglaterra-Austria 0-2 (0-1)
Brasil-URSS 2-0 (0-1)

EquipoJGEPPts
1Brasil32105
2URSS31113
3Inglaterra30303
4Austria30121
DESEMPATE: URSS 1 (0) – INGLATERRA 0 (0)

Cuartos de Final

Alemania: 1 – Yugoslavia: 0
Suecia: 2 – URSS: 0
Francia: 4 – Irlanda del Norte: 0
Brasil: 1 – Gales: 0

Semifinales

Brasil: 5 – Francia: 2
Suecia: 3 – Alemania: 2

Final

Brasil: Gilmar, D. Santos, Bellini, N. Santos, Zito, Orlando, Garrincha, Didí, Vavá. Pelé y Zagalo.

Suecia: Svensson, Bergmark, Gustavsson, Axbom, Borjesson, Parling, Hamrin, Gren, Simonsson, Liedholm y Skoglund.

Brasil: 5 (Vavá 2 , Pelé 2, Zagalo 1)
Suecia: 2 (Liedholm, Simonsson).

Arbitro: M. Guigue (Francia).

CAMPEÓN BRASIL

Puedes leer aquí: Como fue el Mundial de Suecia 1958.

El Equipo Ideal del Mundial Suecia 1958

Los periodistas deportivos en la Copa del Mundo Suecia 1958, realizaron la votación para formar la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La formación ideal de 1958 fue la siguiente:

  • Yashin (URSS)
  • Bergmark (Suecia)
  • Bellini (Brasil)
  • Nilton Santos (Brasil)
  • Bianchflower (Irlanda)
  • Didí (Brasil)
  • Kopa (Francia)
  • Garrincha (Brasil)
  • Fontaine (Francia)
  • Pelé (Brasil)
  • Skoglund (Suecia)

Puedes leer aquí: Como era el Balón del Mundial Suecia 1958

El Mundial de Suecia 1958

Con una excepcional promoción de futbolistas, seguramente la mejor que ha dado en todos Ios tiempos, Brasil, el sexto, convocado en Suecia, iba a vencer y convencer en el certamen de 1958.

La Copa repetía sede en Europa y, por primera vez, una selección extracontinental se quedaría con ella. El Mundial era ya un acontecimiento de enorme trascendencia deportiva, tanta como los Juegos Olímpicos y aún más importante que éstos para muchos países.

Cuatro equipos latinoamericanos llegaron a la fase final que, como en Suiza, se jugaba por el sistema de liga en los octavos y por el de copa, a un partido, en lo sucesivo.

De América, la novedad era el regreso de Argentina, ausente de los tres torneos anteriores; con ella, estaban México, clasificado en la zona de la Concacaf,y Paraguay, que había logrado participación imponiéndose 5-0 en Asunción a un Uruguay en acusado declive.

Brasil, el cuarto de la región, llevaba en sus filas a un muchacho de diecisiete años que, hasta los treinta y siete, el momento de su retiro, haría un suceso de cuanto partido disputara: el número 10 del conjunto titular, un tal Pelé.

La matricula total era de 53 países y de los 16 clasificados (dos de oficio, Suecia y Alemania Federal), 12 fueron europeos. Entre ellos, la Unión Soviética, campeona olimpica en Melbourne, que en su primera tentativa mundialista iba vencer a Inglaterra en partido de desempate y pasar a los cuartos de final. Concurrieron las cuatro selecciones del Reino Unido, que habían estado separadas en la serie eliminatoria. Faltaban, en cambio, los italianos, viejos campeones del Mundo que, como Uruguay no pudieron subsistir a la fase preliminar.

El grupo 1 deparaba el inesperado hundimiento de Argentina, uno de los candidatos a ganar la Copa. En realidad, el fútbol albi-celeste no estaba preparado para la severidad del Campeonato, por desórdenes organizativos y la invariable expatriación de sus grandes figuras. Los argentinos habían recurrido a Angel Labruna, un glorioso veterano de 40 años de edad que tenia el cometido de sostener, a clase y corazón, el rendimiento del equipo. Cayeron 3-1 ante Alemania Federal y vencieron con idéntico marcador a Irlanda del Norte; por fin, Argentina quedaba fuera del torneo tras recibir de Checoslovaquia la derrota más contunden te de toda su trayectoria internacional: 6-1.

Francia se insinuaba como animadora del certamen, con triunfos sobre Paraguay, 7-3, y Escocia, 2-1. Los franceses, que tenían en el entendimiento Kopa-Fontaine un arma cargada de muchos goles, lograban el primer puesto en el grupo 2, pese a perder 3-2 con Yugoslavia.

No hubo cabezas de serie en las liguillas iniciales, que eran de cuatro selecciones cada una, se resolvian a puntos tras jugar todos contra todos y daban pase a los cuartos de final al primero y el segundo. En el grupo 3, los clasificados fueron Suecia y Gales, que aventajaron a Hungria y México. Los húngaros no tenían ya el fútbol futurista de 1954; de entonces, conservaban a Boszik, Hidegkut y el arquero Grosics. lgualaron con Gales, 1-1; fueron derrotados 2-1 por Suecia, y le ganaron por último a México, 4-0. Obligados al desempate con Gales, cayeron 2-1. Era tanta su decadencia y tan poco atractivo su juego, que sólo 2.823 espectadores, la más baja asistencia del torneo, estuvieron en el partido de despedida de Hungría.

Brasil obtenía con relativa facilidad el primer lugar del grupo 4, aunque empataba 0-0 con Inglaterra. Sin Pelé, Garrincha ni Vavá, los brasileños habían batido en su presen tación 3-0 a Austria. El centro delantero Vavá hubo de realizar ante los ingleses la función creadora del ausente Didí, y sólo volvió a su genuino cometido de gol eador frente a los soviéticos, a quienes marcó los tantos de la victoria de su equipo. Para el partido con la URSS -que tuvo, en el estadio de Gotemburgo, la mayor concurrencia de público del Mundial, 51.000 personas- el entrenador Vicente Feola dio por fin entrada a Pelé, que estaba relegado por lesión. Pelé reemplazó a Altafini, Garrincha a Joel y Zito a Dino Sani, configurándose por primera vez la famosa alineación que iba a conquistar la Copa. EI resultado, 2-0, fue inexpresivo del completo dominio brasileño del juego.

Sin embargo, iba a estar Altafini, y no Vavá, en el partido de cuartos de final que Brasil disputó con Gales, también en Gotemburgo. Los galeses, que no contaban con su astro, John Charles, opusieron defensa cerrada y férrea marcación, dificultando los movimientos de los sudamericanos. La primera parte terminó sin goles y, en la segunda, Pelé anotó el único tanto del encuentro. Mientras, os alemanes superaban a Yugoslavia en Malmo, también 1-0, en áspero juego. Una epidemia de ictericia había desmembrado la selección campeona del Mundo y Alemania Federal, que de catorce partidos previos al torneo había ganado sólo tres, no lucía la potencia de cuatro años antes. Del equipo vencedor de Hungría quedaban solamen te Schaefer, Rahnn y el capitán, Fritz Walter, éste ya con 37 años. El técnico alemán, Sepp Herberger -llamado el Zorro, por la astucia con que escondió en Suiza hasta casi el partido final el auténtico poderío de su equipo- iba a tener por delante una larga tarea de recuperación del fútbol de la República Federal. Ya había descubierto, para llevarlo a Suecia, a un temerario e impetuoso centro delantero, Uwe Seeler, pero no le fue suficiente con él. En 1958, Alemania quedar ía en cuarto lugar, tras ser derrotada en semifinales por la selección sueca y por Francia en su última presentación.

Suecia había vencido en cuartos de final a la URSS, 2-0, en tanto que en Norrköping, Francia conseguía una goleada, 4-0, sobre Irlanda del Norte. Just Fontaine marcaba allí dos veces e iba a ser, con trece tantos, el máximo goleador del torneo y de los doce Mundiales vistos ese momento. Fontaine había nacido en Marruecos, en 1933, y fue veinte veces internacional, convirtiendo 30 goles en total. Ganó en Francia el Campeonato de Liga con el Stade Reims y el de Copa con el Niza. Para el, el gol era un acto de creación, y su fuerte era el remate de media distancia. Cuando abandonó la práctica del fútbol se hizo entrenador y estuvo en dos oportunidades a cargo de la selección de su país.

Puedes leer aquí: Cual fue el balón del Mundia de Suecia 1958.

La portentosa eficacia de Fontaine estaba multiplicada en el Mundial de Suecia por el inteligente desempeño de Kopa, el mejor jugador francés de todas las épocas hasta el surgimiento de Michel Platini. Kopa, de baja estatura, liviano y elástico, era el cerebro del equipo y generador del fútbol de a taque. Junto a Di Stéfano, Rial y Gento formó en la línea delantera del Real Madrid hegemónico en las confrontaciones europeas de clubes y contribuyó a ganar tres de las cinco Copas continentales del conjunto español.

Nacido Raymond Kopaszewski, en 1931, era hijo de inmigran tes polacos en Francia; debutó en la selección hacia 1952, con un triunfo en París sobre Alemania, ya ella volvió, cedido por el Madrid -en el que jugaba desde 1956- para el Mundial de Suecia.

Alfredo Di Stéfano ha incluido recien temente el nombre de Kopa en una hipotética delantera ideal con figuras de toda la historia del fútbol. Kopa arrebató a Vavá las preferencias de los periodis tas al vo tarse los principales jugadores del torneo de 1958. En realidad, el estilo de ambos no era el mismo y sólo tenían en común el número 9 que llevaban a la espalda. Kopa era organizador, y Vavá un ariete que debía ser apartado de toda otra misión que no fuera marcar goles.

Vavá tenía singular instin to para buscar brechas en las defensas rivales y notoria habilidad para abrirlas. Campeón del Mundo en 1958 y 1962, disputó veinte partidos con la selección brasileña y anotó catorce veces. Fue más tarde contratado por el Atlético Madrid y, de regreso en Brasil, fichó por el Palmeiras. Ha sido más recientemente suxilier técnico de la selección de su país, tarea que repetirá en el Mundial de México.

Brasil estrenaba en Suecia el 4-2-4, aunque la fórmula podia transformarse en 4-3-3, con el puntero Zagalo en apoyo de la línea media. Brasil había sido cinco años antes víctima del 4-2-4, en la Copa América celebrada en Perú, que la selección paraguaya obtuvo con esa disposición táctica. Entonces, el entrenador Vicente Feola se apropió del hallazgo.

La marcación de zona favorecía el juego de los brasileños y en la semifinal, Francia cometió el error de optar por ella. Ambos equipos, los que măs espectácuio daban en el torneo, se enfrentaron en Estocolmo y Vavá puso en ventaja a Brasil; servido hábilmente por Kopa, Fontaine empató. Pero, con diez jugadores por lesión de Jonquet, los franceses no pudieron, impedir la superioridad de Brasil, que triunfó ampliamente, 5-2.

La posición alcanzada por Francia en la tabla definitiva del Mundial de 1958 hizo justicia a su muy digno desempeño. Logró el tercer puesto en Estocolmo venciendo 6-3 a Alemania Federal, y el insaciable Just Fontaine, que allí añadía otros cuatro goles a su expediente personal, fue paseado en andas por compañeros y público.

Los alemanes habían caído en Gotemburgo ante Suecia, tras ir por delante con gol de Schaefer. Skoglund, uno de los mejores hombres del equipo local, igualó antes del descanso, y en la segunda etapa fue expulsado el zaguero alemán Juskowiak. La RFA recibió dos tantos más y perdió la semifinal, 3-1.

Brasil era el favorito al llegar el dia del desenlace; por su parte, los suecos querían intentar el desquite de la goleada sufrida ocho años antes en Maracaná. El fútbol de Suecia, gran exportador de jugadores hacia Italia y España, había aceptado el profesionalismo, dejando sola a Dinamarca en la defensa a ultranza del deporte amateur. El seleccionador, George Raynor, pudo tener para el Mundial a Gustavsson y Hamrin, que pertenecían a clubes italianos, y en el equipo nacional sueco, potente, disciplinado y de buen nivel de juego, destaca ban asimismo Bergmark en la defensa, Gren en la creación de ataque, y Skoglund, el puntero izquierdo.

El público local apoyaba incondici onalmen te a su selección, que tuvo el mayor número de seguidores del torneo, 232.000 en total. La lluvia había cesado al aparecer el 29 de junio los finalis tasen el estadio de Estocolmo. Pero el suelo estaba blando por el agua caída durante la noche y la mañana y se cre ía que esas condiciones no eran favorables a Brasil. A la orden del árbitro francés, Guigne, los brasileños comenzaron al ataque y el sueco Gren se retrasó a su retaguardia. A los cinco minutos, Gren cedió a Leidholm, tras jugada nacida en el área sueca, y éste, desprendiéndose de su marcador, abrió la cuenta con fuerte disparo.

El público-49.737 personas, de estar a las localidades vendidas- explotó en aclamaciones, sin necesidad de la intervención del grupo de chicas uniformadas que, a la usanza norteamericana, tenian el cometido de mantener animación en las tribunas. Los aficionados suecos aguardaban el eventual desconcierto de Brasil, que nunca en el torneo había sido puesto en desventaja.

El equipo brasileño, sin embargo, conservó en orden sus piezas, siempre dispues tas en 4-2-4 y, fundamental men te, el control del medio campo. Sólo le tomó cuatro minutos empatar; el tanto fue de Vavá, tras una escapada de Garrincha. En el minu to 32, en jugada idéntida a la anterior y con los mismos protagonistas, Brasil marcó el segundo.

Los jugadores suecos parecian cansados al empezar el complemento. Djalma Santos que sustituía a De Sordi- y Orlando contenían los avances de Suecia, que abría su juego a las puntas. Zagalo cedió a Pelé; éste pasó la pelota sobre Parling y, a espaldas del defensor sueco, la golpeó en el aire y obtuvo un espléndido gol. El cuarto fue de Zagalo; y Suecia pudo descontar, pero fue en seguida evidente que se entrega ba. Lo demás sería un brillante espec táculo con un solo actor, la selección de Brasil. Pelé marcó el quinto sobre la finalización del partido. En su sexta presentación en los Mundi al es, Brasil obtenía la copa y no dejaba dudas de la legitimidad de su conquista. Ganaba el mejor, y el público lo reconocía con una ovación.