El Primer Partido en la Historia del Madrid

El domingo 9 de marzo de 1902, los aficionados que se dirigen al apartado en el coso taurino de la vieja avenida se asombran primero y se indignan luego.

En sus propias narices, un grupo de jóvenes corre desaforadamente detrás de un pelotón, al que todos, como locos, dan las patadas que pueden. Otros extraños individuos no intervienen más que de vez en cuando, y hay uno, con barbazas y un pito en la boca, al que obedecen ciegamente los demás, cada vez que hace sonar el silbato.

Pero lo que más intranquiliza a aquellos pacíficos ciudadanos, con su bombin sobre una oreja y la pañosa de color ala de mosca sin embozar, es que los «chalaos» aquellos utilizan una indumentaria escandalosa: van en camiseta y llevan calzoncillos cortos, Y ellos, que los usan de cintas, acucian a los «guindillas» de D. Alberto Aguilera para que pongan coto a tanta irreverencia. Y todo aquello, ¡al ladito de la plaza de toros!…

Y aquella mañanita del 9 de marzo de 1902 queda definitivamente clavada en Madrid la bandera del fútbol, acto trascendental que, sin embargo, se relata en terminos tan escasamente sensacionalistas como éstos:

El domingo 9 del corriente mes se celebró un partido en el campo situado al lado de la plaza de toros, siendo el primero de los que se propone celebrar esta Sociedad para que sirvan de ensayo a sus jugadores y poder formar su primer team. La colocación de los jugadores fué la siguiente:

Azules: Meléndez (A), Padrés (J.), Spottorno (A.); Gorostizaga, Mendía, Páramo; Neyra, Giral (A.), Palacios (.F), Martens y Rodero.

Rojos: Giralt (J.), Meléndez (E.), Molera; Salvador, Valcárcel, Spottorno; Stampher, Palacios (Julián), Varela, Celada y Bueno. Resultó muy interesante, pues todos lucharon con entusiasmo, y cuando por causa de la hora se suspendió éste, sólo habían logrado apuntarse un goal los azules, alcanzando así el triunfo sobre los rojos, que no consiguieron hacer ninguno.» (Heraldo del Sport, 15 de marzo de 1902.)

Y es preciso añadir que este primer partido jugado por nuestro Club fué arbitrado por D. Carlos Padrós.

Se ha dado un paso de gigante, y con las botas de cien leguas que acaba de calzarse, el Madrid hará todavía recorridos inverosímilmente prodigiosos.