San Lorenzo en Primera, busca su primer gran Estadio

Conquistado el ansiado ascenso a Primera Division en 1915 , era necesario pensar en una total reorganización.

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Debía contar con una nueva cancha, nuevo secretario y trabajar ahora más decididamente que nunca. La primera medida fue convocar a una Asamblea Extraordinaria paro renovar la Comisión Directiva, a la que habían de incorporarse varios vecinos caracterizados atraídos al club por la intensa campaña desarrollada por el presidente, D. Antonio Scaramusso.

Reunida la Asamblea surgen estas autoridades:

Presidente: Antonio Scaramusso.

Vicepresidente: Tomás Babastro.

Secretario: Juan Hecle.

Prosecretario: Antonio Rappo.

Tesorero: Carlos Colombo.

Protesorero: Alberto Manquínez.

Vocales: L. Núñez.

         S. Chioppe.

         E. D’Amico.

         J. Cortegozoy

         A. Chiodini.

Delegado a las Asambleas de la Asociación: Antonio Scaramusso.

Delegado al Consejo Divisional: Luis Defilippoweis.

Constituida la nueva Comisión se entregó por entero a la difícil tarea de hallar un adecuado campo de deportes. Luego se alquilo el campo de Olimpia, situado en Liniers, con la condición de efectuar en él diversas mejoras que al terminar el contrato quedarían o beneficio de los propietarios.

En cumplimiento de lo pactado se trabajó de firme en alambrar, rellenar, cambiar algunas instalaciones, en fin, todo cuanto se juzgó necesario.

Se invirtieron varios cientos de pesos contando además con el inagotable entusiasmo de las 500 personas que hicieron los veces de carpinteros albañiles, plomeros, etc. Pero la suerte quiso jugarles una mala pasada y a solo una semana de la iniciación del campeonato la comisión de estadios rechazó el de San Lorenzo alegando que no presentaba ninguna comodidad para jugadores y espectadores.

Se habían perdido muchos pesos mucho esfuerzo y mucho tiempo; pero no había porque desmayar; era necesario solucionar esta difícil situación y el remedio se encontró. La Comisión Directiva consiguió que las autoridades de Ferro Carril Oeste le alquilaran su campo de deportes, durante esa Temporada. La retribución debía ser de 1.200 pesos, pagados en cuatro cuotas de 300 pesos cada uno. Para el pago de la primero, que debía hacerse efectivo por adelantado cada miembro de comisión contribuyó con 10 pesos y el resto lo aportó el Padre Mazza, siempre fiel al club de sus amores.

A fuerza de constante sacrificios fue posible mantener esa situación durante el año 1915. Los desembolsos eran siempre mayores que las entradas y sólo podía establecerse un relativo equilibrio mediante la Contribución de los más pudientes.

Es así como San Lorenzo busca un nuevo lugar para su casa y la encuentra en la Avenida La Plata.

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