La evidente mala suerte de esta institución, cuya inestabilidad deportiva la coloca siempre en equilibrio entre dos categorías, se hace presente nuevamente en la temporada de 1944, en que una sanción disciplinaria de la Asociación le resta tal cantidad de puntos a su equipo superior, que lo envía irremediablemente al último puesto de la tabla de posiciones, y sin posibilidad de rehacerse. Y así es que en 1945 tócale regresar nuevamente a segunda división.
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En dos ocasiones ha estado Banfield a un paso de su extinción : en 1904 y 1938. La primera vez por los obstáculos crecientes que debían enfrentar sus dirigentes, a causa, precisamente, del incremento que había tomado el club. Fué entonces cuando surgió un grupo de asociados y con su esfuerzo apuntala la institución. El alma de este resurgimiento fué míster Burton, que a partir de entonces dedica a la institución, durante veinticinco años, todos sus fervores, presidiéndola durante largos periodos.
El año 1938 señala otra fecha infausta. La implantación del profesionalismo llevó a pensar a muchos asociados que el club, de modestos recursos económicos, no podría subsistir dentro de ese sistema, y el espíritu de lucha por alcanzar nuevamente las posiciones perdidas fué languidceiendo. Al punto que, al finalizar dicho año el club contaba con sólo 250 socios.
Pero he aquí que otros asociados, celosos de la honrosa tradición de Banfield, deciden que el futbol no habría de morir alli, y aplican toda su voluntad e inteligencia a la tarea de reconstrucción. Alma mater de este movimiento fué el señor Florencio Sola, quien preside desde 19309 hasta 1943 los destinos de la entidad. Una idea de la eficientísima labor de este dirigente y sus colaboradores, en este período . la da estos hechos. Conquista del campeonato de segunda división y ascenso a primera en 1939. Construcción e inauguración del estadio, con capacidad pára 25.000 personas y en el cual se invirtió $ 100.000, en 1940. Al finalizar este año se contaba con 4.000 socios, de 250 registrados en 1938.
Y así, con un equipo discreto pero entusiasta, y un estado financiero floreciente, vuelve Banfield a ocupar un lugar de importancia dentro del futbol argentino. Hasta el desdichado año de 1944, en que la sanción a que hicimos referencia le cuesta el descenso. Pero en 1946 vuelve por sus fueros y, después de brillante campaña, asciende de nuevo a la división privilegiada.