El Mundial de Brasil 1950

Un fútbol de gran calidad y la mítica garra uruguaya, iban a sobresalir en el primer Mundial de la posguerra, que Brasil postergó un año, de 1949 a 1950, para dar remate a la construcción de sus estadios.

La candidatura de Brasil como sede estuvo considerada por la FIFA en 1938, junto con otras, y en 1947, en Luxemburgo, se le otorgó efectivamente la oportunidad al mismo tiempo que la Copa recibía el nombre de Jules Rimet.

Puedes leer aquí: La Copa Jules Rimet – El Primer Trofeo de la Copa del Mundo

33 fueron las inscripciones para la fase eliminatoria, pero renuncias posteriores dejaron el total en 23. Entre los que desistieron estaba Argentina, hegemónica en las confrontaciones sudamericanas de los años cuarenta y cuyas grandes figuras emigraban al fúitbol de Colombia, que se había apartado de la FIFA y desconocía la reglamentación oficial en materia de traspasos internacionales.

Las bajas determinaron el acceso directo a la fase final de Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. La representación latinoamericana se completaba en 1950 con México y, naturalmente, Brasil.

Las selecciones de las Islas Británicas, que participaban por primera vez de un Mundial, tuvieron su serie eliminatoria en la Copa de las Naciones del Reino Unido. Allí triunfó Inglaterra, y Escocia, que se clasificaba asimismo con su segundo puesto, resignó su derecho por discrepar del sistema acordado en la zona por la FIFA.

Francia también se inhibió, al conocer el fatigoso programa de desplazamientos que le aguardaba en Brasil. El total fue entonces de trece sel ecciones, el mismo que veinte años antes, en Montevideo, solamente con cuatro de los equipos del Mundial de 1938, Italia, Suecia, Suiza y el local.

Cuatro cabezas de serie, Brasil, Inglaterra, ltalia y Uruguay, iban a enfrentarse en liguilla a tres rivales: los dos primeros, dos el tercero y sólo a uno el cuarto. El título se resolvía por los puntos obtenidos en la segunda ronda, a la que no pasaban mas que los vencedores de grupo. Fue esa la única ocasión en que el sistema de liga estructuró íntegramente el torneo Mundial.

Una salva de veintiún cañonazos y la suelta de palomas y globos saludó, el 24 de junio, el ingreso al césped del Maracaná de la selección brasileña, con su capitán, Augusto, al frente. Tanto y tan escalofriante era el estruendo en las tribunas que los jugadores mexicanos, primeros contrican tes de Brasil, esperaron quince minutos en el interior del túnel de salida a que la fiesta se serenara.

El Maracaná estaba aún en obras cuando las delegaciones deportivas Ilegaron a Río de Janeiro. El gobierno destacó soldados a reforzar las cuadrillas de trabajadores, y cientos de camiones cruzaban dia y noche la ciudad Ilevando cargas de cemento al estadio. Pero los partidos iban a jugarse con el recinto incompleto y la construcción no terminaría sino después del Mundial. El director técnico Flavio Costa concentraba a su equipo en Minas Gerais, en severo régimen de claustro y a prudente distancia de las tentaciones y los hinchas de Río de Janeiro. Flavio Costa, que contaba con una nueva generación de astros, quería disciplinar a sus hombres y confiaba en crear con ellos un bloque compacto, que los hiciera imbatibles. Casi lo consigue. Brasil venció cuatro veces al arquero mexicano Antonio Carbajal -que iba a ser el jugador de participación más prolongada en los Mundiales, con cinco torneos de titular y las 125.000 personas que estrenaban el Maracaná empezaron ya a embriagarse con el perfume de la Copa. En cambio, fue todo dudas y decepción días después, en San Pablo, donde Suiza estuvo en ventaja sobre los brasileños hasta promediada la segunda etapa y puso peligro aún tras el empate a dos goles de Baltazar, con una internada de Fatton que, solo ante Barbosa, fue frenado por el silbato final del árbitro. En el mismo grupo, Yugoslavia triunfaba en sus dos primeros compromisos y amenazaba la clasificación del local. Frente a Brasil, en Río de Janeiro, los yugoslavos empezaron el partido con diez jugadores, debido a la baja temporal del entreala Rajko Mitic, que sufrió un corte en la cabeza cuando sal ía a la cancha. Ademir marcó a los tres minutos y Brasil venció 2-0, ayudado por la lesión de Mitic -pues no se admitían cambios- Y, especialmente, por la incorporación de Zizinho al equipo, Zizinho, que era un auténtico maestro en la distribución del juego, fue autor del segundo gol.

DESCALABRO Y ELIMINACION DE INGLATERRA

Un resultado que parecía tras tocar la realidad de las cosas sedaba en Belo Horizonte. Allí, Inglaterra, la favorita de muchos a la victoria final en la Copa, era derrotada contra todo pronóstico por Estados Unidos. Los ingleses se habían impuesto trabajosamen te a Chile, 2-0, y los norteamericanos llegaban de poner en apuros a España, que sólo en los últimos diez minutos del partido había remontado y dado vuelta un marcador adverso. Pero no era posible dudar de la aplastante superioridad británica y la estupefacción fue tan generalizada que no se tomó el nombre de quien marcaba el gol del triunfo norteamericano.

Todavia hoy se discute si atribuirlo al centro delantero Bahr o al entreala Souza. Los ingleses salieron con el orgullo herido a jugarse la clasificación frente a España, en Maracaná. La crítica optaba por saltearse el inaudito revés de Belo Horizonte y los hacía de nuevo sus elegidos. Y, por fin, Inglaterra iba a tener un buen desempeño; aunque también, otra derrota. El encuentro resultó equilibrado y de calidad. Un gol del centro delantero inglés Milburn fue anulado antes del cuarto de hora, y España venció con remate de pierna derecha de Zarra, en el minuto tres de la segunda parte. Tampoco Italia, en el grupo 3, daba razón a sus antecedentes y perdia 3-2 en su presentación. Con el fresco recuerdo de la tragedia aérea de la colina de Superga, donde murieron el 4 de mayo de 1949 los jugadores del Torino, los italianos renunciaron al avión y viajaron a Brasil por via marítima, ganando peso y perdiendo entrenamiento. En San Pablo, Italia se puso en ventaja sobre Suecia, campeona olímpica en Londres, dos años antes, y uno de los últimos baluartes en Europa del amateurismo. Los suecos habían reconstruido su equipo tras marcharse la mitad de sus titulares al fütbol de Italia. Con figuras jóvenes, desprovistas de experiencia internacional, lograron la igualada y., finalmenzxte, la victoria. Reaparecieron entonces los contratistas italianos después del Mundial, para llevarse ocho jugadores y destrozar otra vez la selección de Suecia. Italia se impuso poco después 2-0 a Paraguay; pero Suecia, que había empatado 2-2 con los sudamericanos, sumaba tres puntos y se adjudicaba el grupo. Uruguay resolvióen Recife su único compromiso de la primera ronda hundiendo a Bolivia; 8-0, con goles de Schiaffino (4), Julio Pérez, Vidal y Ghiggia. Uruguay alineó a Máspoli, Matías González, Tejera, Juan Carlos González, Obdulio Varela, Rodríguez Andrade, Ghiggia, Julio Pérez, Míguez, Schiaffino y Vidal. Gambetta iba a Suplan tar luego a J.C. González como lateral derecho, y Morán sería el puntero izquierdo en la final; contra Suecia, estaría Aníbal Paz en el arco. Pocos cambios, pues, aunque el conjunto no iba a funcionar como tal sino una sola vez, la tarde del ultimo partido, para sorpren der a Brasil y ganar la Copa.

EL DIABLO EN LOS PIES DE ALCIDES GHIGGIA

En el partido con España, el 9 de julio, y después ante los suecos, la derrota estuvo amenazando a la seleccion uruguaya. Los españoles ganaban en San Pablo, con dos goles de Basora contra uno de Ghiggia, cuando la intervención casi providencial de Obdulio Varela, que lanzó desde cuarenta metros un disparo que no esperaba el excelente arquero Antonio Ramallets, igualó el resultado. Mas inquietante fue quizás para los uruguayos, por contras tecon el 7-1 de Brasil ante el mismo adversario, el inexpresivo 3:2 frente a Suecia, conseguido con sufrimiento y tras ir dos veces endesventaja. Los gol es se debieron a Julio Pérez, Miguez y nuevamente Ghiggia, que anotó el primero de los celestes. Alcides Edgardo Ghiggia, para todos el mejor puntero, y para muchos figura sobresaliente, junto al brasileño Zizinho, del Mundial de 1950, fue allí el único jugador que marcó en todos los partidos en que intervino, que fueron Ios cuatro de Uruguay en el torneo. De frágil complexión, sus armas eran la velocidad, la inspiración, el dribbling seco y en profundidad, y el tiro poten te, inesperado y de cualquier posición. Como el argentino Corbatta y el brasileño Garrincha, Ghiggia pertenecia a esa estirpe extinguida de los punteros-espectáculo, supremos individualis tas y grandes habilidosos, que desordenaban toda formación defensiva rival.

Puedes leer aquí: Cual fue el balón del Mundial de Brasil 1950.

Ghiggia tenía 24 años en 1950; se inició en Sud América, de Montevideo, para pasar a Atlanta de Buenos Aires y alinearse luego en una de las delan teras más goleadoras que ha tenido Peñarol; la misma, con la única susti tución de Hohberg por Julio Pérez, que Uruguay envió al Campeonato de Río. Ghiggia jugó doce partidos internacionales con la celeste uruguaya -ninguno en su pais- y fue cedido al Roma después de la victoria de Maracaná. Tras ocho temporadas pasó al Milan y, naturalizado italiano, fue cinco veces titular de la selección azul. De regreso en Montevideo, es enroló en Danubio. Aún continuaba en activo a la edad de cincuenta años, como aficionado, y era el capi tán de su equipo en los juegos deportivos municipales de 1976.

MESTRE ZIZA

La selección de Brasil alcanzaba en Río de Janeiro el apogeo de su fútbol y convertía sus partidos en festival. Libres de las inhibiciones que los agarrotaron en la serie inicial, los brasileños tenian un juego atacante casi perfecto en la tripleta Zizinho-AdemirJair y nadie se fijaba en las debilidades defensivas del equipo que barría sucesivamente a Suecia, 7 a 1, y a España, 6-1 para meterse en la final de la Copa del Mundo.

A partir de este momento, esta final entre el local Brasil y la selección de Uruguay, iban a protagonizar uno de los partidos mas recordados en la historia de los mundiales. Donde sorpresivamente el visitante enmudeció no solo a todo un estadio sinó que al mundo entero logrando un trinfo por 2 a 1,coronando a Uruguay Campeón Mundial 1950.

Puedes leer aquí: La Historia del Maracanazo.

Esta hazaña fue recordada bajo el nombre de Maracanazo.

Resultados del Mundial Francia 1938

Dos países estaban previamente ya clasificados, Italia, el último campeón del mundo y Francia, país organizador. Junto a ellos se sumaron, Alemania, Suiza, Bélgica, Brasil, Polonia, Checoslovaquia, Holanda, Cuba, Rumania, Noruega, Hundría, Suecia e Indias Holandesas.

OCTAVOS DE FINAL

Suiza – Alemania 1-1 (1-1) tiempo extra
Suiza – Alemania 4-2 (0-2) desempate
Cuba – Rumania 3-3 (2-2) tiempo extra
Cuba – Rumania 2-1 (0-1) desempate
Hungría – Indias Holandesas 6-0 (4-0)
Francia – Bélgica 3-1 (2-1)
Checoslovaquia – Holanda 3-0 (0-0) tiempo extra
Brasil – Polonia 6-5 (4-4) tiempo extra (3-1)
Italia – Noruega 2-1 (1-1) tiempo extra (1-0)

Suecia llegó a cuartos de final sin jugar ningún partido, ya que Austria no participó por su anexión a Alemania.

CUARTOS DE FINAL

Suecia – Cuba 8-0 (4-0)
Hungría – Suiza 2-0 (1-0)
Italia – Francia 3-1 (1-1)
Brasil – Checoslovaquia 1-1 (1-1)
Brasil – Checoslovaquia 2-1 (0-1) desempate

SEMIFINALES

Italia – Brasi 2-1 (2-0)
Hungría – Suecia 5-1 (3-1)

TERCER PUESTO

Brasil – Suecia 4-2 (1-2)

FINAL

Italia: Olivieri, Foni, Rava, Serantoni, Andreolo, Locatelli, Biavati, Meazza, Piola, Ferrari, Colaussi.

Hungria: Szabo, Polgar, Biro, Szalay, Szucs, Lazar, Sas, Vincza, Sarosi, Szengeller, Titkos.

Italia: 4 (Colaussi 2, Piola 2)
Hungría: 2 (Titkos, Sarosi)

Arbitro: Capdeville (Francia)

Puedes leer aquí: Como fue el Mundial de Fútbol Francia 1938.

CAMPEÓN ITALIA

El Equipo Ideal del Mundial Francia 1938

Los periodistas deportivos en la Copa del Mundo Francia 1938, realizaron la votación para formar la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La formacion ideal de 1938 fue la siguiente:

  • Planicka (Checoslovaquia)
  • Da Guía (Brasil)
  • Rava (Italia)
  • Serantoni (Italia)
  • Andreolo (Italia)
  • Locatelli (Italia)
  • Biaviati (ltalia)
  • Meazza (ltalia)
  • Leónidas (Brasil)
  • Willimowski (Polonia)
  • Titkos (Hungria)

Puedes leer aquí: Como era el balón de la Copa del Mundo Francia 1938.

El Mundial de Francia 1938

Muchos predicciones anunciaban en la víspera del Mundial de Francia 1938, el segundo triunfo sudamericano y muchas eran las esperanzas brasileñas de lograrlo.

Del equipo de Brasil, que resolvía las dificultades de organización de cuatro años antes y aumentaba su poderío, se aguardaba una gran exhibición. Pero, a la hora del torneo, los receptores de apuestas dieron favorita a Italia que, después de su discutida conquista de 1934, obtenía la medalla de oro en las Olimpíadas de Berlin, con un fútbol aventajaba a casi todas las selecciones del momento en evolución táctica.

Hubo 36 inscripciones para el Mundial de 1938, que quedaron en 16 tras varias renuncias y el filtro de la preceptiva fase eliminatoria. Por fin, sólo 15 delegaciones realizaron el desfile inaugural en el Parque de los Príncipes, en París, ya que Austria, cumplida su clasificación, desaparecía como país independiente al ser anexada al Reich alemán. Hubo, sin embargo, jugadores austríacos en la Copa, incorporados al equipo nacional de Alemania.

Argentina y Uruguay desconocieron la convocatoria; la primera, a desestimarse su voluntad de ser la sede del torneo, y el segundo, con razón menos sólida que en la ocasión anterior, dado que Francia, el organizador, no había secundado el desaire europeode 1930.

También abandonaron, con la inscripción formalizada, Colombia, Costa Rica, El Salvador y México por parte latinoamericana. Y otra vez Inglaterra era considerada una de las favoritas, al haber derrotado como visitante al campeón del Mundo, Italia, en partido no oficial. Los españoles, animadores del certamen previo, tampoco estuvieron en París, ya que desde 1936 libraban una guerra civil.

Doce años iban a transcurrir hasta la celebración del cuarto Campeonato. La guerra mundial, que en 1938 parecía a todos inevitable, abriria una brecha en la historia de la Copa del Mundo.

El Congreso de la FIFA se reunió días antes del partido final, pero el clima era de incertidumbre y división y no se pudo decidir el organizador del siguiente torneo. Hubo, en cambio, una noticia que colmó el deseo de los pertinaces admiradores del fútbol británico, entre los que se contaba Jules Rimet. En la misma asamblea, Inglaterra, junto a Escocia, Gales e Irlanda, volvía a la Federación internacional.

Cuba, el segundo latinoamericano presente en Francia, eliminó en Toulouse a Rumania después de dos partidos, imponiéndose 2-1 en el desempate. Francia, el local, derrotó 3-1 a Bélgica; Checoslovaquia, que alineaba a Planicka, Kostalek, Nejediy y Puc, cuatro vicecampeones de 1934, batió 3-0 en la prórroga a Holanda. Y, en Marsella, ltalia necesitaba también de tiempo adicional para superar 2-1 a Noruega.

Hungria llegaba de humillar 8-3 a los checos en un amistoso, y tenía la mejor selección de Centroeuropa; pasó a los cuartos de final con 6-0 sobre las Indias Holandesas. Suiza, que tuvo el apoyo de un público declaradamente antigermano, ponía fuera del Mundial al equipo alemán de Sepp Herberger -un legendario entrenador que estaría aún en 1962 a cargo de la selección de su país- ganándole 4.2 en el desempate.

En cuanto a los brasileños, daban espectáculo, que ya era lo suyo. El partido de octavos de final que los enfrentó en Estrasburgo a Polonia resultaba un auténtico carnaval de goles y fue uno de los más apasionantes del certamen. Tuvo dos claros protagonistas, Leónidas y Willimowski, con Cuatro tantos cada uno.

Brasil habia cobrado ventaja, 3-1, y el partido estaba aparentemente liquidado a su favor. Pero el polaco Ernest Willimowski lo empató. Brasil volvió a adelantarse, con gol de Leónidas, y Willimowski igualó otra vez, antes de terminar el tiempo reglamentario.

En la prórroga, Leónidas dio el quinto a su equipo; casi inmediatamente, Willimowski restableció el empate. A último momento, cuando no quedaba más oportunidad para Polonia, intervino Romeu en el duelo de los dos goleadores y puso el marcador 6-5 para Brasil.

Brasil iba a involucrarse en una batalla campal en su siguiente compromiso, que jugó frente a Checoslovaquia, en Burdeos. Alli, Leónidas abrió la cuenta y Nejedly empató. No hubo más goles y la prórroga tampoco dio un vencedor; y es que los jugadores no buscaban el arco, sino las piernas o la cabeza del contrario.

Por lesiones o expulsiones, Brasil terminó el partido con ocho hombres y Checoslovaquia con nueve. Sin embargo, todo iba a transcurrir en paz en el desempate, ganado 2-1 por los brasileños, con tantos de Leónidasy Roberto.

Suecia lograba en Antibes el marcador más abultado de los cuartos de final, derrotando 8-0 a los cubanos. En Lille, Hungría se impuso 2-0 a Suiza y, por último, ltalia empezaba a dar razón al pronóstico, con una excelente demostración en Colombes ante Francia, a la que batió 3-1 en un partido seguido por 53.000 personas.

Vittorio Pozzo permanecia al frente de la selección italiana, a la que acababa de entregar un nuevo recurso, el contragolpe. Pozzo afirmaba que el equipo de 1938 era superior al del Mundial de Roma y en ningún momento consideró la posibilidad de una derrota.

Pozzo, que había vivido en Inglaterra, conocía la psicología de sus hombres. «Los jugadores ingleses, decía, pueden ser tratados como un conjunto. Pero a los italianos hay que atenderlos individualmente; quieren saber que usted estará con ellos cuando lo necesiten».

Se ha dicho que el comisario Vittorio Pozzo, como lo designaba su función, no era fascista, aunque tampoco vacilaba en ponerse al frente de sus jugadores y entonar con ellos canciones patrióticas, para infundirles entusiasmo, ni se negaba a saludar con el brazo en alto. Estaba al tanto de la evolución técnica y estratégica del fůtbol y mucho le debía Italia de sus títulos internacionales. Pero los triunfos y su pretendido distanciamente ideologico de Mussolini no lo ayudaron al finalizar la segunda guerra y fue separado de la selección. En la semifinal, en Marsella, los italianos de Vittorio Pozzo se encontraron con Brasil, que encandila ba con su juego artístico pero no formaba un bloque colectivo. Los brasileños tenían un Comportamiento anárquico en el terreno de juego y era notorio su descuido defensivo. La Confederación Brasileña de Deportes había contratado a Dori Kruschner, uno de los mejores técnicos europeos de los años treinta. El húngaro Kruschner modernizó tacticamente a Brasil, donde introdujo el sistema WM; pero el individualismo iba a mantenerse durante mucho tiempo como rasgo predominan te del jugador local.

El partido de Marsella se tomó por una virtual final entre los dos favoritos del torneo y el uruguayo Miguel Andreolo fue centro medio del equipo campeón del Mundo. Andreolo no tenía lugar en la selección celeste, ya que Lorenzo Fernández, titular de la alineación de 1930, resultaba todavía inamovible.

Andreolo emigró a ltalia en 1935, a los 23 años y, junto a Sansone y Fedullo, también uruguayos, ganó el Campeonato de Liga para el Bolonia en cuatro ocasiones. Permaneció en Italia después de su retiro del fútbol, y allí murió en 1981.

Giuseppe Meazza, el cerebro del ataque italiano, y Andreolo en el medio campo, fueron obstáculos infranqueables para Brasil. El público francés se volcaba en apoyo de los sudamericanos, pero Italia se lanzó tras el triunfo desde el toque inicial. Colaussi marcó y, poco después, Domingos da Guía, el gran zaguero brasileño, derribaba a Silvio Piola; el árbi tro, Wutrich, de Suiza, sancionó el penal y Meazza convirtió. Con 2-0 a favor, el equipo italiano se replegó, para aguard ar la oportunidad del contragolpe.

Brasil no contaba con Leónidas, su máximo realizador, y fue Romeu quien descontó, 2-0, después de un largo asedio al arco de Olivieri. Los brasileños insistieron en busca del empate y hubo también peligro del bando italiano. Pero no cambió el tanteador.

Mientras, Hungría triunfaba cómodamente en la otra semifinal, tras ir en desven taja por gol de Suecia antes del primer minuto de juego. Ya al descanso 1os húngaros vencían 3-1 y, en el complemento, marcaban dos veces más.

GANA ITALIA, CON EL PUBLICO EN CONTRA

Había 65.000 personas en el estadio de Colombes, el 19 de junio, cuando Italia y Hungría salieron a disputar la Copa. Otra vez el público era contrario a los italianos y de nuevo los hombres de Pozzo iban a superar la presión de las tribunas. A los seis minutos, un veloz a taque italiano atravesó la defensa húngara y Colaussi, que ya había abierto el marcador ante Francia y Brasil, anotó el primer gol. Menos de un minuto después, Titkos igualaba.

De las lentas maniobras de aproximación del comienzo, los equipos se habían lanzado al todo o nada. El fútbol de Italia era el más veloz, y más preciosista el de Hungría. Habilitado por Meazza, el centro delantero Piola puso el 2-1, y Colaussi aumentó a 3-1 antes del intermedio.

Obligados a descontar, los húngaros enviaron siete hombres al ataque, y el astro Sarosi logró por fin vencer la resistencia italiana. Todavia con desventaja de un gol, Hungría arreció la ofensiva, dejando casi desierta su retaguardia. Con el campo contrario a su disposición, Piola culminó un rápido contragolpe y obtuvo el definitivo 4-2. Coronando a Italia como Campeón del Mundo en 1938.

Puedes leer aquí: El balón del Mundial de Francia 1938.

En Burdeos, Brasil lograba algún consuelo al derrotar a Suecia, también 4-2, y adjudicarse el tercer puesto.

Las Botas y Botines de Fútbol de 1940

La década del 40 fue conocida como la Pre Adidas, donde las botas de fútbol seguían siendo consideradas como un elemento de protección y no como lo es hoy en dia, un guante para el pie. Adidas en los años 50, llegaría para comenzar la revolución de los botines de fútbol.

Puedes leer aquí: Como eran las botas de fútbol de 1930.

En los 40, continuaban manteniendo el formato de bota con tiro alto hacia el tobillo de los años 30, pero con la utilización de materiales mas ligeros.