El Mundial de Uruguay 1930

Uruguay se habia comprometió en 1929 a terminar para el siguiente año la construcción de un gran estadio capaz de reunir cien mil espectadores. Fue así como el 18 de julio de 1930, inauguró el mítico Estadio Centenario, en honor al centenario de la Constitución nacional.

El Centenario, por primera vez en la historia del fútbol, fue el escenario del primer partido de una Copa del Mundo entre el local Uruguay contra la selección de Perú venciendolo por 1 a 0

Puedes leer aquí: La historia del Estadio Centenario.

Aunque este juego no inauguro el estadio ya que por el torneo uruguayo, cinco días antes, se enfrentaron Peñarol y el Parque Central.

Los uruguayos, que conservaban las figuras fundamentales de los juegos olímpicos de Ámserdam 1928 que consagró a Uruguay campéon y segundo a Argentina , tuvieron dificultad para imponerse 1-0 a Perú, en uno de los partidos de más asistencia del Campeonato.

Setenta mil localidades fueron vendidas pero este número fue excedido por la invasión de hinchas. El público habia ultrapasado los accesos y la seguridad del estadio fueron impotentes para contener el aluvión, esto hizo cubrir todos los espacios del recinto y sólo se detuvo al borde del césped.

La selección uruguaya tenía la experiencia de la Copa América, que había conquistado cuatro veces en los años veinte. Y, especialmente, el prestigio de sus triunfos en Europa.

Cuatro países, Italia, Holanda, Hungría y Suecia, se habían opuesto en el Congreso de Barcelona a la candidatura uruguaya para el primer Mundial; pero la mayoría de las federaciones afiliadas a la FIFA entendieron de justicia conceder la organización a los bicampeones olímpicos, que eran los dueños del mejor fútbol del mundo, en tanto los británicos no se arriesgaran a demostrar otra cosa.

La Copa era iniciativa europea y trece países de Europa apoyaron su convocatoria. Pero, en los hechos, la primer Copa del Mundo iba a reducirse a una confrontación rioplatense, con el protagonismo de los finalistas de las olimpíadas de 1928.

Uruguay costeaba el traslado y la estadia en Montevideo de las delegaciones deportivas extranjeras y se hacía cargo también, del pago, durante dos meses del salario de los jugadores profesionales extranjeros.

El largo desplazamiento a cumplir disuadía sin embargo a los dirigentes del fútbol de Europa. Ocho semanas antes del comienzo del torneo sólo se tenía certidumbre de la participación americana. Ninguna federación extracontinental había formalizado todavía su inscripción.

Por último, iban a presentarse cuatro países europeos. Francia, Bélgica, Rumania, Yugoslavia. Eran todas fuerzas de segundo orden y los uruguayos no olvidarían lo que interpretaron como un boicoteo de Europa a su Mundial.

De América llegaron ocho selecciones; seis del sur, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, y dos del norte, Estados Unidos y México. Con el país organizador se completaba un total de trece participantes, que fueron ordenados en cuatro grupos.

El primero contenía cuatro equipos, y tres cada uno de los otros; los vencedores de esas cuatro liguillas iban a la ronda semifinal. Francia, que estaba en el grupo 1, resultó tiunfadora en el primer partido de la historia de la Copa, el 13 de julio.

Los franceses, que sólo en 1958 y 1982 han logrado destacar, tienen, sin embargo, lugar importante en el certamen. Además de Rimet, que dio su nombre al primer trofeo, y Lafleur, el escultor de estatuilla, eran franceses Just Fontaine, desde Suecia el máximo anotador de los Mundiales y Lucien Laurent, autor del primer gol.

Laurent, lateral izquierdo, marcó a los diez minutos de juego y el arquero vencido fue el mexicano Bonfiglio. Francia que derrotó 4-1 a México, iba a tener después parte en el primer incidente de importancia. Frente a Argentina perdió dos jugadores por
lesión ,que la reglamentación le impedía sustituir, para finalmente caer 0-1.

El árbitro brasileño Almeida Rego adelantó cinco minutos el final del partido y el público, favorable a los franceses, se lanzó al terreno. El juez accedió a llamar a los equipos para seguir el juego y tranquilizar la protesta, pero el marcador no se alteró.

Argentina se impuso 6-3 a México, en un partido donde se sancionaron seis penales, y se complicó otra vez en hechos violentos ante Chile. Una pelea generalizada se entabló entre los jugadores tras recibir el argentino Luis Monti un puñetazo del rival al que había zancadilleado, aunque no hubo expulsiones. Argentina ganó 3-1, con dos goles de Stábile y uno de Evaristo.

La sorpresa saltaba en el grupo 4, donde Estados Unidos, cuyo conjunto tenía el refuerzo de varios ex profesionales ingleses y escoceses, lograba el primer puesto. Como iba a ocurrir de modo aún mas determinante en los años setenta y ochenta, el fútbol norteamericano estaba patrocinado por grandes firmas comerciales y Bethlehem
Steel Co., multinacional del acero, financiaba la selección. El juego de Estados Unidos era tosco, pero duro, y sus jugadores se distingulan por su robusta complexión. Vencieron a Bélgica y Paraguay por igual tanteador, 3-0, y pasaron a las semifinales.

El tercer clasificado fue Yugoslavia, que se benefició de la fata de aclimatación de los brasileños al invierno de Montevideo, triunfando 2-1 sobre ellos, para batir luego cómodamente a Bolivia, 4-0.

En el grupo 3, Uruguay tenía ante Rumania mucho más claro su juego que en el estreno contra Perú y a los 45 minutos vencía 4-0, con goles de Dorado, Scarone, Anselmo y Cea, para aflojar la presión en la segunda parte y conservar el marcador en las cifras de la prime-
ra. La selección celeste no contaba con su golero olímpico, Andrés Mazzali, de Nacional, descartado por sanción disciplinaria, y se había dado entrada a Bellesteros, titular de Peñarol.


SEMIFINALES Y LA GRAN FINAL RIOPLATENSE
Las semifinales fueron una fiesta para argentinos y uruguayos.
Por medio de Stábile (2) Peucelle (2), Scopelli y Monti, Argentina propinaba un contundente 6-1 a los norteamericanos y evidenciaba, a la vez, su gran categoría y la indigencia técnica del rival. La demostración argentina fue entendida como un desafío por los uruguayos que, no obstante, recibieron un gol de Yugoslavia a poco de empezado el partido. Sin inmutarse, los locales adelantaron líneas en busca del empate, que llegó en intervención de Pedro Cea.

A Cea, que iba a lograr tres tantos contra los yugoslavos, lo llamaban el Vasco, aunque había nacido en Galicia; fue el único jugador uruguayo que intervino en todos los partidos del extraordinario ciclo celeste de 1924, 1928 y 1930. Anselmo, con dos goles, e Iriarte, con
uno, dejaron la semifinal en 6-1. El equilibrio de fuerzas con Argentina, pues, era perfecto.

Para la final, los servicios de orden fueron reforzados y en los accesos se efectuaba control de armas y objetos peligrosos. Se temía una hecatombe; los torneos sudamericanos eran a menudo en la época ocasión de trifulcas y los aficionados argentinos cruzaban el Río en pie de guerra y en procura del desquite de la derrota sufrida dos años antes en Amsterdam.

El juez del gran partido, el belga Johann Langenus, exigió un seguro de vida. Langenus, a quien se tenía por el mejor árbitro internacional del momento, consiguió también que el Duilio, el buque que iba a llevarlo de regreso a Europa, se demorase en el puerto de Montevideo hasta que él pudiera abordarlo, Llegaría por fin al embarcadero en el side-car de una moto, el único vehículo que se le pudo proporcionar en la euforia tumultuaria del triunfo uruguayo.

Puedes leer aquí: El balón que se utilizó en Uruguay 1930

Uruguay tuvo el 30 de julio un comienzo fulgurante y a los doce minutos se puso en ventaja con gol de Pablo Dorado. Pero Peucelle consiguió la igualada y, con mejor juego, Argentina iba a dar vuelta el marcador, mediante tanto protestado -y que el juez concedió aún con el temor que lo embargaba- de Guillermo Stábile.

Puedes leer aquí: Todos los resultados del Mundial de Uruguay 1930.

El Equipo Ideal del Mundial Uruguay 1930


Los periodistas deportivos presentes en el mundial de Uruguay 1930, inauguraron una práctica que luego pasaria a ser una costumbre en todos los Mundiales posteriores.

Votaban la selección ideal del torneo, todos aquellos jugadores que se destacaban en cada una de las 11 posiciones dentro del campo de juego.

La primera formacion ideal fue la siguiente:

  • Yavocic (Yugoslavia)
  • Nasazzi (Uruguay)
  • Ivkocic (Yugoslavia)
  • Andrade (Uruguay)
  • Monti (Argentina)
  • Gestido (Uruguay)
  • Ferreira (Argentina)
  • Scarone (Uruguay)
  • Stábile (Argentina)
  • Castro (Uruguay)
  • Cea (Uruguay).

Puedes leer aquí: Como era el balón de la Copa del Mundo Uruguay 1930.

Todos Los Campeones del Mundo

AÑOCAMPEONSUBCAMPEONSEDE
1930URUGUAYARGENTINAURUGUAY
1934ITALIACHECOSLOVAQUIAITALIA
1938ITALIAHUNGRIAFRANCIA
1942NO SE DISPUTÓ
1946NO SE DISPUTÓ
1950URUGUAYBRASILBRASIL
1954ALEMANIAHUNGRIASUIZA
1958BRASILSUECIASUECIA
1962BRASILCHECOSLOVAQUIACHILE
1966INGLATERRAALEMANIAINGLATERRA
1970BRASILITALIAMEXICO
1974ALEMANIAHOLANDAALEMANIA
1978ARGENTINAHOLANDAARGENTINA
1982ITALIAALEMANIAESPAÑA
1986ARGENTINAALEMANIAMEXICO
1990ALEMANIAARGENTINAITALIA
1994BRASILITALIAEEUU
1998FRANCIABRASILFRANCIA
2002BRASILALEMANIACOREA Y JAPON
2006ITALIAFRANCIAALEMANIA
2010ESPAÑAHOLANDASUDAFRICA
2014ALEMANIAARGENTINABRASIL
2018FRANCIACROACIARUSIA

El segundo Robo de la Copa del Mundo Jules Rimet

En 1983, ocurrió la desaparición más triste en la historia de la Copa Jules Rimet. Fue nuevamente robada, esta vez de la sede de la CBF, en Río de Janeiro, cuando se encontraba en una exposición y nunca más fue encontrada.

(puedes leer aquí: El primer robo de la Copa del Mundo).

La copa del mundo estaba en manos brasileras de forma definitiva, mérito por haberla ganado 3 veces, como lo había ordenado el expresidente de la FIFA, Jules Rimet, luego del Mundial de México 70.

El 3 de diciembre de 1983, un grupo comando de ladrones brasileños, la sacó de su cofre blindado en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol en Río de Janeiro donde estaba siendo exhibida.

Estaba en una vitrina con un vidrio blindado para protegerla, pero la parte posterior de esa vitrina, hecha de madera y pegado con cinta contra la pared.

Fue un robo bastante simple, de acuerdo a la descripción que personal de seguridad bridó a la policía. Dos hombres armados, redujeron al personal de seguridad y con la ayuda de una barra de hierro forzaron la caja de madera y para llevarse la Copa.

En el comienzo de las investigaciones sobre tal magnitud de robo, no existian muchas pistas, hasta que recurrieron a Antonio Setta, un experto ladrón de cajas fuertes que era conocido en Río.

Setta, descartó cualquier vinculo con la desaparicion de la Copa del Mundo, y por el contrario, facilitó datos que echarían un poco de luz entre tanto desconcierto. El motivo de su colaboración por intentar recuperar este pedazo de historia, era sentimental, ya que el mismo día que Brasil ganó por tercera vez el Mundial, en 1970, su hermano había muerto de un infarto.

Setta dijo que lo había contactado «un tal Antonio Pereira Alves» para hacer ese trabajo, pero no lo aceptó.

Unos días después, aparecieron los primeros sospechosos. Entre ellos, un joyero argentino llamado Juan Hernández que vivía en Río de Janeiro y era conocido por tener un taller de fundición de oro.

La policía detuvo a a Francisco Rocha, alias “Barba” y a José Luiz Vieira, alias “Bigote”, como los dos personas que habían entrado a la CBF y se habían llevado el trofeo.

Ellos señalaron a Hernández como parte de la banda. Hernández era uno de los vendedores de oro robado más importante de Brasil.

Fue sentenciado y condenado a prisión en febrero de 1984, acusado de la desaparición del trofeo, pero siempre negó su participación. en el robo.

La Confederación Brasileña de Fútbol mandó fabricar una réplica que tuvo un costo cercano a los $300 mil dólares americanos.

Una de esas versiones que podrían actuar en la inocencia de Hernández, era que el tiempo transcurrido entre que se conoció el robo y el momento en que fue capturado, fue muy poco para que pueda fundir 1.8 kilos de oro y convertirlo en lingotes.

Sumado a esto, un periodista británico afirmo: “Es imposible que ese trofeo se haya convertido en lingotes de oro porque sencillamente no era de oro puro, sino de una aleación con otros metales”.

Hernández cumplió su condena, y luego viajó a Francia, donde nuevamente fue preso por drogas.

El primer robo de la Copa del Mundo

Cuatro meses antes del comienzo del Mundial de Inglaterra 1966, ya en suelo inglés, la copa Jules Rimet fue robada dentro de salón de exposiciones.

«Nos habian afirmado que se tomarian todas las medidas de seguridad necesarias, pero fallaron», anunció un reportero de la BBC en los medios de comunicacion de la época.

Esta noticia fue seguida de cerca por, Dave Corbett, quien sin querer, se convirtió en protagonista de esta historia gracias a su perro Pickles.

Fue la portada de todos los diarios del mundo…..»La Copa del Mundo ha sido robada».

Previo al mundial que llegaba a suelo inglés, el codiciado trofeo había sido expuesto en Westminster, centro de Londres, para que el pueblo tuviera la oportunidad de verlo de cerca.

«Siento comunicarles que en este momento, no puedo darles ninguna declaración», anuncio a la prensa el jefe de seguridad de la exposición.

«Les pido que tengan en cuenta la enorme presión bajo la que me encuentro. Apenas tenga la oportunidad de tratar de entender qué pasó, hablaré con ustedes y les diré todo lo que pueda».

Luego trascendió que, a pesar a tener un seguro contra robo, el personal de custodia quedo reducido a un guardia de más de 70 años de edad quien se había tomado su descanso para cenar.

Todo el mundo, por ese entonces, creia que la Copa del Mundo nunca más iba a aparecer.

Hasta que un dia, cuenta Corbett, «Saqué a mi perro Pickles a caminar, salió de la casa y se fue directo hacia donde estaba el auto de mi vecino. No dejaba de olfatear así que cuando fui a ponerle la correa, me fijé y vi en el piso un paquete muy cuidadosamente empacado».

No resistio a la curiosidad y decidió ver lo que era… «Rasgué un pedazo del periódico que lo cubría y vi Brasil… Alemania Occidental…».

Corbett , era fanático del fútbol, y por lo tanto sabía de la desaparición.

«Mi corazón empezó a palpitar más rápido… ¡era la copa del Mundo!».

Ya con el trofeo en su poder, Corbett lo llevo a la estación de policía.

«Subí a mi auto así como estaba, con chancletas, y me acuerdo que al llegar, empujé la puerta y fui derecho hacia un sargento que estaba detrás de un escritorio brillante y le dije: ‘¡Creo que encontré la copa del Mundo!'».

Sin creer en lo que pasaría, se llevaron a Corbett a Scotland Yard como el posible del robo, pero luego puedo demostrar que solamente era un testigo privilegiado de la aparición del trofeo.

«Me convertí en un testigo, cuando procesaron a los que se la habían robado», concluye Corbett.

David Corbett y a Pickles fueron premiados por el club nacional de deportes, al haber recobrado el trofeo Jules Rimet. Les entregaron unamedalla, junto a la suma de US$1.500.

A partir de ese momento, Pickles, fue mundialmente famoso, sumado a que Inglaterra finalmente ganaria el trofeo que él había encontrado. Poco tiempo después, hasta protagonizó una película sobre detectives.

«Luego de la final, nos invitaron a la recepción en Londres. El equipo estaba saludando al pueblo inglés desde un balcón cunado Bobby Moore (el capitán) levantó a Pickles y se lo mostró a la multitud.

«Pickles cambió mi vida, hasta me ayudó a comprar mi casa. Está enterrado en el jardín de mi casa y, en las agradables noches de verano, salgo con una copa de vino, hablo con él y digo: ‘¡Salud, Pickles, y gracias!'».

Gracias al perro Pickles, Inglaterra pudo levantar en su propia tierra, la primer Copa del Mundo y la última hasta la fecha.

En 1967 , Pickles fallece ahogado por su propia correa mientras perseguía a un gato. Fue enterrado en el jardín de la casa que Corbett pudo comprar gracias a él. La placa dice: «Pickles, el que halló la Copa Mundial de 1966».

pero falleció en 1967 ahogado en su propia correa mientras perseguía a un gato. Esta no fue la única muerte relacionada con el trofeo. El intermediario arrestado por Scotland Yard, Edward Bletchley, murió de enfisema poco después de salir de la cárcel, donde pasó dos años como cómplice de un ladrón que nunca apareció.

Años después, la prensa británica, luego de una profunda investigación, reveló la identidad del ladrón que robó el trofeo Jules Rimet meses antes del Mundial de Fútbol.

Sidney Cugullere, es su nombre (1926-2005), un delincuente común y corriente, aficionado al club Arsenal, que robó la Copa solamente por placer.

Pero la historia de la Copa Jules Rimet no terminaria aqui, ya que en 1983 volveria a ser robada una vez más.

Puedes leer aquí: Como fue el segundo robo de la Copa Jules Rimet.