En la década de 1970, el Club Deportivo Cruz Azul se transformó en uno de los equipos más poderosos de México. Fue en esos años cuando nació el apodo que lo inmortalizó: La Máquina Celeste.
Lo que comenzó como un modesto equipo de una cooperativa cementera en Jasso, Hidalgo, se convirtió rápidamente en una potencia nacional. A partir de su mudanza al Estadio Azteca en 1971, el club mostró un dominio aplastante en la liga mexicana. En esa década, Cruz Azul ganó 6 títulos de liga (1968–69, México 1970, 1971–72, 1972–73, 1973–74 y 1978–79), convirtiéndose en sinónimo de efectividad, talento y organización.
La plantilla estaba plagada de figuras. Miguel Marín, el arquero argentino conocido como “El Gato”, se convirtió en ídolo por sus reflejos felinos y seguridad bajo los tres palos. Lo acompañaban jugadores de altísimo nivel como Fernando Bustos, Horacio López Salgado, Javier “Kalimán” Guzmán, Alberto Quintano, Eladio Vera y Carlos Joya.
Pero más allá de los nombres, lo que caracterizó a Cruz Azul fue su estilo: sólido, elegante y eficaz. Era un equipo que sabía defender, pero también atacar con contundencia. No era raro ver goleadas en el Azteca. La prensa los bautizó como “La Máquina” por su funcionamiento perfecto, casi mecánico.
La rivalidad con el América creció en esos años y alcanzó su punto álgido en la final de 1971–72, cuando Cruz Azul goleó 4-1 a las Águilas, un resultado que marcó a fuego el clásico joven del fútbol mexicano.
Cruz Azul fue más que un club exitoso. Representó el crecimiento de una institución popular, obrera y trabajadora que se ganó un lugar entre los grandes del país a fuerza de títulos y buen fútbol. En la historia del balompié mexicano, los años 70 fueron celestes.