Aquel primer encuentro de la historia del clásico de Avellaneda entre Independiente y Racing (9 de junio de 1907) había finalizado igualado en dos goles por bando al término del primer tiempo.
Llegó el complemento. Fue muy reñido, muy peleado. Y parecía que no habría ninguna otra variante en el marcador, cuando faltaban 3″ Pomarini recibió la pelota. Entró en campo adversario: eludiendo cuatro defensores racinguistas. Se iba solo, pero tocó corto para Rosendo Degiorgi.
Este dominó, giró, se metió como una tromba por el medio del área académica y sobre la marcha sacó un disparo violentísimo que sacudió la red del arco defendido por Marengo.
Fue el 3-2 que dio el triunfo a los «Rojos». Y todo el mundo quedó con la boca abierta de sorpresa. Por otra parte este gol quedó prendido en la vitrina de los recuerdos como la primera conquista de antología.
Fue el gol que marcó un rumbo en la historia de Independiente.