Pocos recuerdan en la historia del tútbol argentino el nombre de Pedro Bleo Fournol. Es el nombre que quedó en el silencio por la brillantez de «Calomino», apelativo que surgió de la necesidad de reconocerlo con un nombre por los genoveses de a Boca.
Sumamente difícil le era a los simpatizantes boquenses pronunciar el apellido de ese wing derecho, hábil, escurridizo, de aparente endeblez, que se convertía en una saeta incontenible para el defensor. La tribuna entusiasmada por las maniobras que realizaba el imprevisto puntero, le gritaba «Daguele forte… ¡Calumín!» Así fue que en poco tiempo más, lo bautizaron para la jerga futbolística Calomino, acompañado siempre por el aplauso que reconocía sus espléndidas maniobras.
«Es Calomino, el mejor wing derecho que haya conocido el fútbol sudamericano. De extraña habilidad y gran velocidad, provocó el delirio del público en sus actuaciones». Este comentario lo realizó un diario de Brasil después de un encuentro que disputó el seleccionado argentino en aquellas tierras. Debutó en el selercionado en 1912 y militó en todos los seleccionados como pieza obligada hasta 1925 cuando una enfermedad lo postergó para siempre de la páctica activa del fútbol, aunque continuó ligado como entrenador. En total jugó 35 partidos y convirtió 8 goles, en su foja internacional. Calomino fue el arquetipo del wing, que abría la cancha, para fabricar las oportunidades para los compañeros que llegaban por el centro del área. No fue goleador, pero su presencia en la punta derecha del ataque, significaba una inyección anímica de mucho peso en el funcionamiento del conjunto.
Formó sociedades con insiders que fueron modelo del funcionamiento de la pareja de ataque en el selaccionado. La de mayor vuelo técnico fue la que conformó junto con Julio Libonatti, en el sudamericano de 1921, el primer torneo sudcontinental que ganó la selección Argentina y tuvo en esos dos hombres carta de triunfo en ese campeonato. El entendimiento entre ambos llegó a una perfección que era poco menos que imposible cortar el circulio que ambos generaban, «Calomino desbordando constantemente fue una pesadilla que no pudieron contener los defensores» decían los comentarios del partido consagratorio para nuestro combinado.
Fue cuestionado en los años siguientes y es entonces cuando Tesoriere dice: «Todos sabían que Don Pedro Calomino no está en su mejor forma y que ya no debia debería integrar el seleccionado. Pero estoy seguro que sin él, todo el andamiaje del seleccionado se vendrja abajo…»
Volvio a su nivel en el sudamericano del24 y formo otra sociedad de gran calidad con Chiessa, inolvidable insider de Huracán.
Después vino la enfermedad que le afectó un ojo y se dedicó a la enseñanza de los secretos del fútbol. Entonces traemos al presente una frase de Caras y Ceretas: «El gran puntero derecho internacional, enseña a jugar al fútbol como los mejores…»