Forma parte de aquella heroica familia convertida en precursora del fútbol argentino en ese legendario cuadro que se llamó Alumni y que tantos buenos jugadores dio a nuestro balompié, cuya vigencia se extendió más allá del final del conjunto.
Cuando joven no tenía predilección por la práctica de los deportes, de modo que pocos eran eran los signos que podían denunciar en Juan Domingo Brown al gran back, que ganaría una fama difícil de comparar, tanto en el seleccionado argentino como en 5u equipo. Fue primo de los hermanos Brown que hicieron desde comienzos de siglo la base del conjunto rojiblanco y de todos, el que más extendió su trayectoria por campos argentinos.
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Así como fue casual su acercamiento al fútbol, sería imprevisto su debut internacional. Se jugaba la primera edición de la Copa Lipton contra los uruguayos y cuando restaban pocos minutos para iniciarse el cotejo, Ernesto no se había hecho presente en el estadio. Fue entonces cuando le pidieron que integrara el combinado como forward. Fue tan auspicioso su debut con la celeste y blanca que ya nadie dudó que ese hombre no podía quedar fuera del conjunto nacional. Siguió ¡integrando otros combinados, hasta que pasó a formar la zaga con Jorge Brown, pasando a ser inamovibles columnas de los combinados nacionales.
La primera ocasión en que ambos jugaron juntos como zagueros fue por consejo de Ernesto en un partido de entrenamiento, jugando el «pacífico» para el rival.
«Allí supe lo que significaba tenerlos enfrente —recordaba el forward—. Eran dos señores dentro de la cancha, que jamás iban bruscamente a la pelota, pero era imposible superarlos y si conseguía hacerlo con uno, surgía inmediatamente el otro para apoderarse del balón. Fue la mejor pareja de todos los tiempos».
Desde 1906 completó 38 partidos internacionales, conquistando 2 goles, ambos logrados en el sudamericano del 16, mediante la certera ejecución de penales.
Cuando se preparaba para jugar el torneo «América del Sud» en el ’10’, la prensa lo criticó diciendo que ya no rendía en la misma plenitud que lo había hecho en tiempos recientes. “La declinación parece haber llegado para Juan D. Brown, lejos del nivel que le conocimos en otras horas”. Barajados los nombres, final. mente aquellos que hicieron de su palabra un arma para anunciar el ocaso futbolístico de Juan Brown, debieron va. riar totalmente su postura, para hacer del elogio el justo reconocimiento por la gestión del zaguero. «Cachorro», lo apodaron sus compañeros y hasta 1916, la sapiencia del eficaz zaguero se mostró vigente. |
En 1931, Buenos Alres lloró la noticia que desparramaron los periódicos. Había muerto Juan D. Brown.