Con apenas 8 años de edad, un sábado de marzo de 1969, Diego Armando Maradona luego de recibir la invitación de su amigo del barrio Goyo Carrizo fue a probarse en las inferiores del club Argentinos Juniors, las cuales estaban al mando del entrenador Francisco «Francis» Cornejo.
“Yo armaba un equipo con chicos de la clase 60 y estaba conforme con los jugadores. Había uno que era un espectáculo, jugaba de nueve y la rompía. Se llamaba Goyo Carrizo y tuvo mucho que ver en la llegada de Diego. Un día me contó que tenía un amiguito del barrio que jugaba mejor que él y me preguntó si lo podía traer a las prácticas. Venían muchos a decirme que conocían a un crack, que después no lo era tanto, y aunque yo pensé que éste era uno de esos chascos acepté que viniera”.
Goyo Carrizo finalmente apareció en la práctica con su amigo Diego en el club. Francis los saludó y les pidió que lo esperaran en la cancha. Pero como el campo de juego estaba embarrado y no se podía jugar bien le dijo Francis: “Vamos a jugar a Las siete canchitas”.
Luego de correr entre los eucaliptos del parque, Diego pide la bolsa donde está guardada la pelota. Comienza la prueba y mientras lo ve, Cornejo piensa que Dieguito es “de otro planeta”.
“Hacía maravillas con la pelota, cosas que yo nunca le había visto hacer a nadie. Hay una que no me la voy a olvidar jamás, porque cierro los ojos y la sigo viendo como si fuera ayer. Cuando a un jugador la pelota le viene de aire, lo que hace es bajarla con el pie y después la deja caer al suelo y ahí patea o toca. Eso es lo que hacen todos. Pero aquel pibe no, aquel pibe hizo otra cosa: la dominó con la zurda, en el aire y, sin dejarla tocar el piso, con el pie todavía en el aire, le volvió a pegar para hacerle un sombrerito a un rival y mandarse hacia el arco contrario. La jugada siguió pero yo me quedé mirándolo, mirándolo a él. ‘Es un enano’, pensé.
No podía tener 8 años, era seguro. Fue una pavada haber pensado eso. La edad no tenía nada que ver con lo que ese pibe había hecho. Si era más grande o más chico no tenía importancia: esa jugada no tenía edad.
Un jugador normal, incluso uno muy habilidoso, puede pasarse la vida sin poder hacerla aunque la ensaye una, dos, mil o un millón de veces. Para hacer una jugada así -y como la hizo él: como si fuera la cosa más sencilla del mundo- aquel pibe tenía que ser diferente, muy diferente de los demás. Y yo me di cuenta. Ahí mismo me di cuenta. Por eso puedo decir, sin ponerme colorado y sin temor de que me acusen de agrandado, que yo descubrí a Diego Armando Maradona, un milagro del fútbol. Y también mi milagro personal”,
“Enseguida se hizo famoso entre los vecinos. Venían los jubilados y no se cansaban de aplaudir. Un señor hasta le quiso regalar una bicicleta”. Relató emocionado Francis en su libro Cebollita Maradona,
Puedes leer aquí: La Infancia de Diego Maradona 1963 a 1968.
Fue así como Francisco Cornejo, el encargado de incorporar futuros jugadores para el semillero del club seria por siempre recordado con el entrenador que descubrió a Maradona.
“Cada vez que voy al Parque Sarmiento y veo esos árboles me emociono. Ese lugar es entrañable para mí”, contaba en entrevistas el Dt.
Diego rápidamente paso a integrar el equipo de la categoría 60, del cual ya tenía algunos integrantes y se estaba preparando para ingresar a los torneos de infantiles.
Es aquí donde este equipo recibe el nombre de Cebollitas, viene de la mano de su entrenador al ver que todos sus jugadores eran chiquititos.
Hasta ese momento los clubes no podían fichar oficialmente jugadores menores de 14 años, es que utilizaron el nombre de Cebollitas para disputar los torneos infantiles y juveniles como por ejemplo para los Torneos Evita, ya que ellos no podían representar oficialmente a Argentinos Jrs.
Maradona comenzó a afianzarse en el equipo, pero su entrenador lo cuidaba mucho porque era el más pequeño.
En plena etapa de su adolescencia los rivales de Diego podían tener de 2 hasta 4 años más y eso entre los 10 y 14 años se notaba mucho a nivel físico. Sin embargo, ‘Pelusa’ se destacaba entre todos y todos quedaban admirados ante su habilidad a tan corta edad.
Diego empezó a ser tan conocido que en ciertas ocasiones el técnico lo inscribía con el apellido Montaña (otro de sus compañeros), para que sus rivales no supieran que estaba disponible.
En 1973 debutaron los Cebollitas en el Torneos Evita con una muy buena actuación en la zona Buenos Aires.
En su último partido de ese año lograron la victoria por 5 a 4 con tres goles de Maradona ante Banda Roja (luego integrantes de las inferiores de River). Sin embargo, meses después tuvieron que viajar a Río Tercero, Córdoba, a disputar la instancia final contra otras provincias y el resultado no fue el esperado. Empataron 2-2 vs. Santiago del Estero y luego quedaron eliminados por penales.
Al año siguiente finalmente lograron obtener tan preciado título.
También estos Cebollitas se consagraron campeones en las infantiles de Argentinos Jrs., no solo en Novena sino también en Octava. Obteniendo un record de 136 partidos invictos, perdiéndolo en la novena fecha ante Ferro.
Con tan solo 16 años, Diego Armando Maradona pasó a integrar el plantel de Primera de AAAJ. Habían pasado sólo seis años desde el inicio de los Cebollitas.
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