Corre el año 1909. Boca ha visto nuevamente frustradas sus aspiraciones a ascender a primera división a manos del Racing Club. Renovadas las esperanzas para el año siguiente, surge la posibilidad de tomarse revancha del poderoso equipo albiceleste, en un encuentro por la Copa Benito Villanueva.
En ese partido debutan en la primera boquense dos jóvenes, Garibaldi, zaguero, y Giovanelli, puntero izquierdo.
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El encuentro cobra un apasionante relieve técnico, y merece que sea reonocido como el mejor del año.
Boca conquista la Copa, venciendo por 1-0 con gol de Giovaneli. Pero la gran figura del encuentro es Juan Garibaldi. Con sobriedad, seguridad y lasticidad, Garibaldi cierra el paso a los pergaminos de la sóida ala Ohaco-Perinetti, famosos por la precisión con que creaban jugadas para desorientar a los rivales. Nada pudieron hacer ante los recursos esgrimidos por ese delgado muchacho de 16 años, que por primera vez lucía la camiseta boquense.
Hijo de Bartolomé Garibaldi, uno de los pioneros de Boca Juniors, era conocido en el barrio como «Chito», diminutivo de Juancito. A partir de esa tarde consagratoria se constituyó en una de las figuras de aquel gran equipo, reemplazando en el puesto a Vergara, hombre que desde las primeras formaciones había sido titular.
Tenía todos los atributos para el difícil puesto de zaguero. Elegancia, rapidez, seguridad en el quite y para entregar manso el balón a un compañero. Su nombradía le valió ser citado para formar parte de los primeros combinados porteños que se formaron para medirse con lo combinados uruguayos, donde confirmó todos los méritos que provocaron la designación.
Su paso por la primera diviión de Boca Juniors fue fugaz sin embargo. Un desgraciado accidente ocurrido durante un match contra Banfield en el fiel de Wilde truncó su carrera qupor el brillo que había alcanzado hasta ese entonces, hace presumir que estaba llamado a con vertirse en una de las figuras estelares del fútbol argentino.
Los pocos que lo vieron jugar discutieron con vehemencia que “Chito” Garibaldi fue el má destacado zaguero de la época romántica del fútbol. A pesar de tan ingrata situación que cortó su promisoria trayectoria, siempre tuvo el respeto de quienes reconocen la calidad de un gran jugador.