Las Gorras en el Fútbol a principios del siglo XX.
La realidad muestra que hasta la llegada de la costura invisible al mundo de los balones de fútbol (invento argentino proveniente de la ciudad de Bell Ville, Córdoba, allá por la década de 1930 y masivisado recién en los años ’40), las pelotas además de las costuras a mano clásicas que mantenían sus paneles o gajos de cuero unidos entre sí, llevaban una costura de cuerda de un material llamado «TIENTO» que sobresalía de su superficie.
Esta costura era para facilitar el recambio de la cámara interior cuando la misma sufría algún tipo de daño que provocaba la pérdida del aire.
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Este tipo de cierre con TIENTO además de sobresalir de la circunferencia del balón provocando pequeños saltos al desplazarse por el suelo era algo molesto y hasta peligroso a la hora de cabecearlo, más aún si se encontraba mojado.
Severino Varela Marcando un gol de cabeza con la boina
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El impacto fuerte entre la cabeza y el cordón de tiento comúnmente provocaba cortes con sangre y es por este motivo que algunos jugadores decidían salir a jugar vistiendo en sus cabezas boinas o gorras con el solo fin de poder amortiguar el duro golpe.
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