El cachirulazo, el mayor escándalo en la historia del fútbol mexicano, se desato en abril de 1988 cuando la selección sub-20 de México venció a la de Guatemala y le otorgó de manera fraudulenta un lugar en las eliminatorias de la Copa Mundial de Fútbol Juvenil de 1989 cuya sede era Arabia Saudita.
Tan solo 2 días después del partido, se descubrió que el delantero José Luis Mata era 4 años mayor de lo permitido por FIFA para este tipo de competición. La investigación continuo y develó que tambien estaban en falta el delantero Gerardo Jiménez y los defensores José de la Fuente y Aurelio Rivera(los primeros dos eran 2 años mayor y el último 5).
Es por ello que la FIFA dicidió vetar sanciónar fuertemente al fútbol mexicano.
Fue así como todas las selecciones nacionales de México (la mayor y todas sus variantes) fueron excluidas de toda competencia internacional durante un período de dos años (1988-1990).
En un comienzo, esta sanción iba a ser aplicada solamente por la Concacaf a la selección juvenil Sub-20 implicada en esta estafa, pero debido a los desacatos de la Federación Mexicana de Fútbol ante el máximo organismo del fútbol, el castigo fue extendido a todo representativo nacional, lo cual también implicó la no participación de México en la Copa Mundial de Italia 1990.
Este acontecimiento dejo al mejor delantero del momento a nivel mundial, Hugo Sánchez, fuera de la Copa del Mundo de 1990 en la cima de su exitosa carrera.
Este acontecimiento recibió el nombre de «cachirules» un derivado del personaje de televisión de las décadas de 1950 y 1960 «Cachirulo», creado por el actor Enrique Alonso para el público infantil de los primeros años de la televisión mexicana.
Llamar al equipo de «cachirules» remitia al hecho de que al igual que Alonso, quien interpretaba en Cachirulo a un personaje de edad mucho menor que la del actor, los futbolistas implicados en el escándalo fingían asimismo ser mucho más jóvenes de lo que en realidad eran.